Los Adivinos de la Política Lorcha

domingo, 17 de enero de 2010

Sobre la Inutilidad de la encuestas pre electorales, la tetudez de los analistas políticos y un pequeño perfil sobre algunos candidatos presidenciables

Hacía unos meses atrás decidí no escribir sobre política durante un buen tiempo y, para ser honesto, sigo manteniendo dicha postura.

Sin embargo, en el aire se respira un ambiente pre electoral que no se puede dejar pasar por alto, y no lo digo por los ánimos en el poblador de a pie; todo lo contrario, es la expectativa que han creado los medios de comunicación y los llamados “analistas” que, cuales adivinos vaticinan el futuro en una bola de cristal (muy inestable, por cierto) como son las encuestas hechas a un electorado tan volátil e indeciso como el peruano.

Distanciamiento

No quiero caer en la mera especulación, solo trataré de dar a conocer mi punto de vista sobre este malsano clima pre electoral que a muy pocos interesa, cuya razón de ser es innecesaria dado el variable ánimo electoral de la población.

Es cierto que dentro de las filas de los partidos políticos con grandes aspiraciones, oportunidades de participar positivamente en la campaña electoral (con esto me refiero a que puedan sacar un alto porcentaje de votación) y del mismo gobierno se estén preparando para dicho momento.

Medios de Comunicación + Encuestadoras + Analistas Políticos = Manipulación Pre Electoral

Pero todo esto pasaría desapercibido, con un perfil muy bajo si no fuera por la acción de los medios de comunicación quienes empiezan a especular sobre el destino político de la nación, recurriendo para ello a sus vasallos más fieles como son las encuestadoras privadas cuya interpretación y análisis recae en las fauces de los mercenarios de turno: los analistas políticos, gurús en la predicción política.

En lo personal, el ejercicio de realizar encuestas pre elecciones a sabiendas de la volatibilidad del electorado peruano es una irresponsabilidad total, sobre todo porque no representan una intención de voto definida ni mucho menos confiable. Sumado a ello, se toma como modelo de prueba los candidatos con más probabilidades, obviando a conciencia la muy segura aparición de un “outsider” que podría desvirtuar sus resultados estadísticos.

Pero la función de las encuestadoras termina allí, la mera recolección y conclusión estadística del asunto. Es entonces cuando hace su aparición en escena el “analista político”, ese personajillo que con mucha destreza, histrionismo y capacidad de simplificación explica a diarios, radios y programas de televisión la supuesta intención de voto del peruano de a pie y trata de identificar las virtudes, ventajas y desventajas de aquellos que aspiran a ocupar Palacio de Gobierno.

Pero, como ya sabemos, los medios de comunicación se encuentran extremadamente politizados, en tal, el analista que aparezca será, por obvias razones, aquél que esté más en la línea política del medio, es entonces cuando estas encuestas y análisis pierden el sentido de imparcialidad para convertirse en burdos instrumentos de manipulación de masas.

Al final de cuentas, los medios de comunicación, son empresas con poder e influencia, es lógico que busquen llevar agua para su molino y tener sus propias preferencias en todo campo, a pesar que pregonen a los cuatro cielos su tan mentada y prostituida objetividad, precepto que, dicho sea de paso, es una ilusión tan obscena como la búsqueda de perfección.

Los Candidatos


Sin embargo, y haciendo una diferencia entre las encuestadoras, no se puede dejar de ver en ciertos políticos como futuros aspirantes a candidatos presidenciales. Esta descripción no es alocada, ni tampoco antojadiza, por el contrario, responde a las actitudes y declaraciones de dichos personajes y se configuran como aquellos capaces de ganarse más cantidad de votos y por tal, competir por el sillón presidencial. El hecho de decir que uno u otro vaya a ganar se lo dejo al destino o, en todo caso, a los adivinos.

Castañeda Lossio y su base electoral de proyectos urbanos

En tal sentido, no es extraño ver desde los estamentos de gobierno realizar obras en las últimas etapas de sus mandato para entregarles en pleno período electoral (esto, claro está, si se aspira a una reelección) con la finalidad de ganarse el imaginario social de la población y granjearse así unos votos. En este ejemplo, creo que está de más mencionar al actual alcalde de Lima y fijo candidato a la presidencia, Luis Castañeda Lossio, cuyo puente electoral serán las remodelaciones que viene haciendo de Lima Metropolitana, las nuevas pistas (cuya molestia es innegable) así como su proyecto bandera, el Metropolitano (transporte urbano), obras que aunque se niegue a aceptarlo son retrasadas intencionalmente con una clara finalidad política y electoral.

Sin embargo, Castañeda Lossio, a pesar de tener un fuerte caudal electoral en Lima (y Callao, por qué no, dada su cercanía a la capital) no es un candadito ni medianamente conocido en el interior del país, sumado a eso, su aparente escasez de palabras y mostrarme taciturno es algo que si no lo remedia será un gran obstáculo para consagrarse como el nuevo residente de Palacio de Gobierno. Quizás, el burgomaestre tenga una dura campaña de introducción dentro del resto de provincias, sobre todo en la sierra centro y sur.

El Cholo Sano y Sagrado

Alejandro Toledo, ex presidente de la República es otro de los candidatos presidenciales. Es verdad que la mayoría de peruanos hemos desarrollado anticuerpos hacia este personaje, sobre todo por sus excentricidades (y las de su familia) en su comportamiento público. A pesar de ello, y a modo personal, fue en su gobierno donde el Perú consolidó lo que ahora se ve como la estabilidad del país. Económicamente hablando, su mandato fue bastante bueno, pero esto no es necesario para que uno aspire a ser presidente en el Perú, aunque, claro está que este es un país de gentes raras y todo es posible. A Toledo le ayudó mucho el saber rodearse de personas de alta influencia y por otro lado, el hecho de provenir de un estrato social históricamente olvidado fue un factor que supo explotar y que, entre otras cosas le permitió obtener la victoria sobre el APRA en 2001.

Persistente la Pequeña Lulú

Otra candidata que, parece, la veremos de vuelta, es Lourdes Flores (quizás me equivoque) pero, y con la más absoluta seguridad, de ser así esta no ganará como ya sucedió en dos ocasiones, no porque carezca de propuestas, todo lo contrario, su imagen está gastada y el imaginario público no la ha desvinculado de ese título de candidata de los ricos. Sumado a ello, uno de sus verdugos fue su propio padre al hablar de modo despectivo del entonces candidato Alejandro Toledo (2001) y a pesar que ha hecho prácticamente de todo para cambiar dicha opinión, el imaginario colectivo de la población no parece creerle su bajada al llano. Eso, de antemano, ya la condenó por tercera vez a su eterno segundo o tercer lugar.

Débil fuerza naranja

Seguimos con las mujeres presidenciables. Ahora es el turno de la señora keiko Fujimori representante máxima de las banderas naranjas, después, obviamente, de su encarcelado padre Alberto Fujimori.

Respecto a Keiko no hay mucho que destacar, su inexperiencia habla por sí misma, su falta de ideas coherentes la desacreditan para un puesto de mediana seriedad en la política peruana, a eso no le debemos negar su indudable carisma y llegada con la población, algo que se muestra innato en ella.

Los ya mentados analistas, cuando el juicio del ex presidente Fujimori se encontraba en toda su expresión argumentaron que Keiko sería una rival fuerte para ocupar el “Sillón de Pizarro”, pero yo creo que exageraron o solo hablaron por monos. Toda persona con algo de criterio pudo notar que la mencionada señora se mostró una fiera al momento de crear la plataforma de propaganda a favor al juicio de su padre. Pero una vez terminado el proceso, los fujimoristas regresaron a sus cuevas o curules sin ideas que aportar ni proyectos que promulgar, lo cual da la sensación que este movimiento no tiene otro postulado sino el de sacar de prisión a su caudillo, y en ese error cayó la hija del condenado, lo cual le ha restado presencia en sectores los cuales podrían configurar más votos. Sin embargo, no podemos negar que el fujimorismo tiene su base fuerte en los pueblos jóvenes donde el “chinito” realizó programas populistas de asistencialismo en sus tiempos como primer mandatario.

Olla de presión

Pero no debemos olvidar a este personaje. Ollanta Humala. Quizás el único seguro de pasar a una segunda vuelta (a no ser que se formen alianzas estratégicas) En lo personal, Humala y compañía me parecen seres como de otro planeta, sobre todo por el tipo de propuesta que plantean y por ese sentido de apoyar todo aquello que vaya en contra del gobierno de turno (cosa muy infantil dicho sea de paso) Discrepancias aparte, la fuerza de este candidato radica en que ha sabido (en su momento) canalizar el descontento de las regiones del Perú más olvidadas por el Estado a su favor y convertirlas en votos. Mientras que su debilidad quedó demostrada en las elecciones municipales y de gobiernos regionales últimas cuando, prácticamente no obtuvieron ningún gobierno, sobre todo en el sur del país que apostó por movimientos independientes que supieron canalizar no solo el descontento de sus poblaciones sino también plantear ideas coherentes a sus respectivas realidades.

Siempre hay alguien que pueda dar el “Shock

A como yo veo las cosas, estos serían los personajes que se estarían disputando la presidencia. Pero, y volviendo de nuevo a lo variopinto que es el carácter del electorado peruano, no debemos olvidar que siempre aparecen personajillos que con poco que decir pero con mucha “popularidad” se han colado dentro del quehacer político. Son los llamados outsiders, personajes que han dominado (por así decirlo) la política chola desde los años 90. Muchos hablan de Pedro Pablo Kuczynki, del ex comandante del ejército Edwin Donayre; aunque el APRA sin tener un candidato fuerte dentro de sus filas por el cual apostar, a lo mejor se vea en la necesidad de convocar a un independiente integrante del actual gobierno.





Como sea, nada está dicho.

¿Habrá un futuro mejor?

Para finalizar con este post, más que una reflexión lo siguiente tiene la esencia de un llamamiento.

Todos los que habitamos este país sabemos el maravilloso potencial con el que cuenta, no solo en recurso sino en el seno de sus misma gente e idiosincrasia. Por tal, no entiendo de otra manera cómo mostrar el grado de madurez que tengamos sino sabiendo elegir a nuestros representante, en este caso, el de Presidente.

Siempre he escuchado que un país merece los gobernantes que tiene, podremos revertir dicha expresión cuando la gente deje de pensar con el impulso, la espontaneidad y comience a desarrollar el sentido crítico (es verdad que esta especie de embrutecimiento tiene raíces sociales y de políticas de Estado de varias décadas) depende de uno mismo encaminarse hacia un razonamiento crítico capaz de discernir entre aquello que le puede ser de suma utilidad y de aquello que solo insufle los sentidos y emociones cual moda destinada a terminar en cualquier momento.

Solo entonces podremos dejar de ver a los ineptos analistas hacer el papel de mandraques para adivinar el futuro político del país y a los medios cumpliendo un papel mucho más coherente ante este tipo de realidad.


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