Cuando los niños pierden su niñez

viernes, 11 de febrero de 2011


Recuerdos de niñez

Cuando niño, recuerdo que era común reunirme con mis amigos del barrio los fines de semana, salir a jugar pelota era algo “obligado”, una actividad que no se podía dejar pasar, armar tu arco con los ladrillos o piedras que hubieran por allí, las escondidas en la quinta donde nací y crecí en alguna cuadra 5 de Breña y tantas cosas más que han marcado la niñez de mi generación, la última generación urbana con un desarrollo como el de aquellos.

No es nostalgia decir que la infancia los niños de hoy no tiene nada que ver con ello, sino todo lo contrario, si antes la socialización era algo preponderante, plausible, necesario, hoy eso parece haber pasado de “moda” siendo reemplazo por el autismo que los tiempos del internet y diversas consolas de juego ofrecen a los niños como “diversión”.

El barrio ha muerto

El barrio ha muerto, o al menos entró en franca decadencia, entre otras razones por el aumento de la inseguridad ciudadana que se ha hecho cotidiana en la Lima del sigo XXI; cuando las personas se ven obligadas a levantar cercas en sus cuadras con un mofletudo vigilante vestido de marrón que sirve como defensor del derecho a crear su propia "utopía" suburbana, haciendo que los niños se recluyan en la intimidad de sus hogares, negando así el proceso de socialización, llevándolos, entre otras cosas a apartarse del mundo por medio de unos aparatos que reflejan imágenes maleables en el televisor u ordenador.

No puedo negar que mi generación disfrutaba de los juegos de video, pero era distinto (si, los juegos, juegos son) pues había límites y horarios para ello. Recuerdo que a mis primos y a mí no nos dejaban jugar consolas de video de lunes a viernes puesto que eran horas de estudio, eran los fines de semana los espacios donde podíamos ir a un establecimiento donde se ofreciera este servicio, teniendo como tiempo promedio una hora, con suerte hora y media y como casi nunca, dos horas. Esa era nuestra relación infantil con los videos (y hablo de los años 90)

El mal de la infancia

Podríamos decir que el mal de la infancia actual se debe a la sociedad pos moderna, la sociedad de consumo, la sociedad de la información, el mundo de la ciencia y el avance tecnológico, y es verdad, pero también es cierto que la familia como institución también se encuentra en franca decadencia. Hoy, más que nunca se ha vuelto atípico familias juntas (es decir, padre, madre, hijos) este entorno, de una manera u otra sentaba las bases para la socialización de los niños. Hoy en día, esta situación, agravada por el acelerado ritmo de vida ha hecho que los padres (jóvenes y no tanto) tengan temor de dejar estar a sus hijos en la calle (teniendo en cuenta que solo un padre se hace cargo del hijo o hijos) por la misma inseguridad que hoy cunde, en tal, quebrando las amistades que se hacen en el entorno social primario, importante en el desarrollo emocional y cognitivo de un niño.

Lo siguiente es delegar la función a un par de aparatos que mantendrán al niño en casa y que, sin embargo, también formarán en él su carácter y manera de pensar (muchas veces, sin orientación de los padres), es decir, la televisión y los juegos de video. Y esto no resulta exagerado pues es un hecho tangible, hay datos sobre ello y es una realidad, francamente, alarmante.

Necesidad, prioridad, mundo

Lo primero que sucede en estos niños es (y lo digo porque tengo un sobrino y un primo de 8 y 9 años respectivamente, y a todos los menores que veo en similar edad) una abstracción y desinterés por aquello que les rodea transformando en necesidad esa maquinita que les brinda esa distracción que, a su edad, resulta más que atrofiante (no así a la de un joven o adulto, aunque hay excepciones)

Lo segundo es que, una vez consolidado el habito de “necesidad” esto empieza a presentarse como prioridad, de tal manera que se vuelve parte de la vida diaria del niño, (así como en mucho adultos el msn, facebook, twitter o demás), de esta manera esto empieza a salirse de control para el propio padre quien, la mayoría de las veces, no ve la culpa que él tiene en esto como responsable del menor, achacándole a su crio, las amistades, e incluso a la consola misma. De este modo, ya no se respeta un patrón de conducta que pueda regular esta actividad desmedida por parte del niño (a eso me refería cuando dije lo relacionado con la pérdida de control del tutor) porque, seguramente, no hubo anteriormente.

Cuando esto se vuelve prioridad la personalidad del menor se distorsiona, se pervierte creando un individuo aislado, ensimismado, retraído de una manera distinta a la convencional, a veces uraño, pero proclive a hacer de ello una adicción. Es allí cuando esto se convierte en su “mundo”, acaparando todo cuanta actividad, pensamiento o conversación se manifieste. Es entonces cuando el niño está más cercano a la ludopatía infantil que a un desorden de atención regular.

En este tercera “etapa”(déjenme llamarla así), es decir cuando los video juegos se vuelven el “mundo” de los niños es cuando la personalidad, conducta y carácter de estos se modifica gravemente haciendo de este un ser vacío, con problemas emocionales, existenciales que antes no se presentaban a temprana como consecuencia de una infancia anómala, sin un modelo de identificación (socialización, interactividad con otros niños), con serios problemas de conducta, adaptación y, lo peor de todo, sensibles a fuertes depresiones.

No es tanto una culpa compartida

Es bastante triste ver a los niños del presente tener estas aflicciones, estos vicios tan propios de gente “grande”, desprovistos de una infancia más que necesaria para que tengan el background inherente necesario para poder afrontar al mundo y las personas que lo conforman y, sin embargo sucede y, sin embargo nadie hace nada por controlar esto. No creo que sea tanto la culpa de las corporaciones que venden estas consolas (pues ahora estos productos tienen como principal target al adulto-joven y adultos) como si de la familia misma, como del entorno de familias desunidas con padres y madres que deben afrontar solos el cuidado y crianza de sus hijos, no así como la comodidad de muchos otros padres que, bajo infinidad de pretextos traspasan su función educara a un par de aparatos electrónicos, entre muchas más.

Este problema, desde mi punto de vista no se puede legislar, sería un absurdo (tampoco pensemos en controlar el ingreso de estos aparatos) El tema de todo esto yace en el criterio familiar, en el compromiso y madurez de los padres en reconocer esto, primero como un error de ellos, pues son
son ellos quienes han permitido (por “X” razones) que aquello suceda y, al mismo tiempo, buscar la manera que estas tres etapas no se concreten pues, de llegar a cumplirse sería imperiosamente necesario la ayuda de un especialista que permita controlar esto hasta reducirlo a un grado aceptable (porque también es cierto que no podemos quitarle una diversión a los niños. Como dije, no es culpa de las consolas, sino de los padres que lo permiten)

Game over

Quiero ponerme en un plan fatalista y pensar que si dejamos que esto siga impregnando a la infancia moderna no podemos esperar un mejor futuro para los futuros jóvenes y adultos de esta era, no podemos sino esperar personas inestables, inseguras, retraídas, desidiosas, escapistas (pues esto último es consecuencia de ello, sin duda) y, pero no por ello menos importante, sujetos sin una identidad que los permita identificarse con su comunidad, nación, grupo social e, inclusive con su propia familia, y lo que queremos no son sujetos así sino, personas comprometidas, con valores y experiencias que les permitan identificarse unos con otros pues de lo contrario seguiríamos el gran patrón que hoy asesina al mundo moderno, desprovisto de identidad, de intereses comunes, lleno de trauma, fobias, rencores y complejos propios de una globalización parasitante.

Pero eso, empieza desde casa. Un hecho.

1 Blasfemias:

Anónimo dijo...

creo es básicamente lo que opino acerca de las crianza de hoy en día; y es que el punto es crítico, más allá de sólo los video juegos y de "los internetes" pareciera que todo se ha resumido a formar una casa (no hogar) con hijos adentro sin guiarlos, sin preguntarles ¿Cómo te fué hoy? durante las cenas si es que hay cenas en familia, no hay lecturas de cuentos antes de dormir, no hay juegos en el parque etc etc



Darky


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