Ideario sobre un partido (político)

domingo, 22 de enero de 2012

¿Vale la pena militar en alguna agrupación política? No se el resto de países pero, definitivamente, en el Perú “no way”, y esta razón no se sustenta en el descrédito de dichas organizaciones ni tampoco en argumentos más sosos como esbozar un rechazo a la política y su inmundicia. Nada más lejano de la realidad.

El problema con los partidos políticos en este país no es el descrédito, esta es solo una causa de algo mucho mayor como, por ejemplo, la carencia de una doctrina, de una creencia que conglomere a cierto tipo de personas; al no existir este competente, estos “partidos” devienen en meras agrupaciones de “amigos”, donde el clientelismo y los favoritismo devienen en agrupaciones felonas, sin rumbo, sin norte, sin consistencia y, en tal, sin un ideario que las permite crecer y mucho menos ser una propuesta verdadera surgida de un entendimiento coherente de la realidad local.

Algunos factores para el derrumbe de los viejos partidos

Esta crisis, dentro de factores externos identificables podría tener diversas causas; entre ellas, la eventual caída de los bloques antagónicos que caracterizaron la “Guerra Fría” donde el capitalismo terminó por imponerse a su rival, el comunismo, lo cual tuvo un verdadero influjo en la caída de muchos partidos alrededor del mundo, nueva era que se resumió bajo la frase el “fin de las ideologías”.

A nivel local, la época del terrorismo encabezada por el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso demostró lo frágil del sistema partidario en el Perú que llevó a sus primeros esbozos de decadencia y los cuáles se agravaron con dos cismas político – económicos durante la segunda mitad de los años 80´s como la intentona de estatización de la Banca y la hiperinflación que no hizo sino producir un sentimiento de defraudo ante los partidos políticos y lo que ello representaba.

Este descontento, en buena medida, quedaría demostrado con la elección del primer “outsider” (alguien sin background político alguno) en llegar a la presidencia del Perú, Alberto Fujimori Fujimori, en cuyo régimen sería de vital importancia el resquebrajamiento de la vieja partidocracia bajo un sin número de elementos y tretas que terminaron por socavar los cimientos ideológicos de dichas organizaciones que devinieron en nuevas agrupaciones que surgieron de manera coyuntural (generalmente, para procesos electorales) carentes de una base programática y doctrinaria que, para subsistir tuvieron que canjear y alquilar cargos partidarios para así `poder sobrevivir, engrosando sus filas que veían en la política una extensión de sus particulares intereses.

El resto ya es historia conocido: transfuguismo, clientelismo, otorongo no come a otorongo, etc, etc , etc.

Pero ¿qué necesita un partido, agrupación, movimiento político que como tal pueda cohesionar, agrupar personas, no solo de manera coyuntural, sino que tenga la capacidad de mover a un número de seguidores fuera de estos procesos? Un partido de masas, quizás, pero para ello, un partido que irradie algo más que una mera consecución de frustraciones hábilmente canalizadas en circunstancias específicas.

EL PARTIDO

La doctrina

Toda organización que aspire a ser un “partido político” debe, primero que todo, alinearse a una doctrina determinada, fija, bien estructurada, lo bastante capaz para reconocer sus habilidades y debilidades, que sepa en qué ocasiones ser radical y en cuáles otras resultar moderada, porque la virtud del pensamiento humano radica no en colocarse en los extremos de acción sino teniendo una plena conciencia de cuando actuar y cuando marchar (esto no tiene nada que ver con el centro político que se encuentra a la deriva en cuanto a ideologías).

Una doctrina que sea inviolable para sus miembros pero que esté acorde a los cambios sociales, políticos y económicos del mundo y nación donde ha forjado su aparición. Estas no son contradicciones, en lo absoluto, puesto que uno puede ser un fascista, un comunista, un neoliberal si tiene la conciencia plena que la aplicación de la doctrina al pie de la letra al cambio de la sociedad han demostrado ser acciones infructíferas pues todo cambio viene y depende de muchos factores. Si bien, la doctrina, la ideología son el norte que guía y motiva las ideas y acciones, la misma doctrina como esencia demanda que en determinados momentos, la realidad demanda adaptar, re orientar conceptos o aplicar medidas provenientes de otros campos doctrinarios en vías a realizar el gran objetivo de transformación que sostiene la ideología del “partido”.

La hermandad

Necesario es tener en cuenta que este tipo de partidos necesitan funcionar externa e internamente como una hermandad que se vea demostrada y fortalecida desde los cuadros principales del mismo, es decir, que las cabeza visibles del movimiento deben ser en la teoría y la práctica como uno solo, es allí donde se cimenta la fuerza del partido, en cuadros fuertes, que sean los rectores de la ideología del mismo a los correligionarios.

A lo anterior, el sentimiento de hermandad, es el primer paso para construir la mística del militante, el elemento vital para que este se mantenga dentro de las filas del partido y sea no solo un miembro más sino una propaganda andante de la ideología del partido.

Y, pues ¿cómo se genera esta mística de tal manera que no pueda ser contrarrestada, combatida ni destruida por factores internos y externos al militante del partido?

El sentido de pertenencia

Como se mencionó, demostrando que dicha organización funciona como una hermandad ya se tiene un primer paso.

El acoger a los nuevos miembros como iguales (aunque no necesariamente lo sean) es un segundo paso. Lo siguiente es hacerlo sentir parte de algo y para ello, las reuniones, la comunicación permanente, el trato de a iguales, los distintivos y esas cosas pequeñas de hecho pero grandes de significado interno en cada miembro (términos que definan una distinción del resto y que a la vez los hagan sentirse formar parte de algo propio) marcarán la diferencia, porque antes de tener una mente predispuesta al adoctrinamiento es necesario hacer que sus sentimiento, que su corazón se unan en alegría y comunión con el partido, es entonces que dicha mente, ya favorable al partido estará condicionada, inevitablemente, a escuchar y aceptar el pensamiento del partido hasta hacerlo parte de su vida, de sus pensamiento, de sus acciones, inclusive, parte de su vida diaria.

La mística

Todo partido que se haya respetado en el mundo es y debe estar consciente que su existencia se debe solo a su militancia sustentada en su ideario. Así mismo, todo partido político de doctrina sabe que debe tener un espíritu casi religioso, donde el paradigma ofrecido por la doctrina, irradiada a través de los líderes, debe tener la misma carga “cuasi” mesiánica que las ideas religiosas; y es aquí donde la racionalidad que debería caracterizar a la práctica de la política entra a tallar en lo subjetivo, en lo sensorial, en lo emotivo, porque un partido sin doctrina es un partido sin cabeza, porque un partido sin mística es un partido sin corazón.

Y eso es, pues. El partido debe ser un ente racional y a la vez emocional, donde el pragmatismo debe funcionar en torno al cauce de los hechos políticos en determinadas situaciones.

El adoctrinamiento

Solo entonces viene la enseñanza consciente de la doctrina del partido (esto no quiere decir que en los momentos previos antes descritos no se hable o discuta sobre ella y su relación con la realidad, simplemente, se van dando pequeños esbozos, pinceladas para que la mente del individuo esté totalmente dispuesta a aceptar la doctrina posteriormente) con los puntos programáticos expuestos con más profundidad, mezclando la lógica, los subjetivo y su aplicación a la realidad. De esta manera, la militancia rebaza el plano subjetivo de la fe para dar paso a una “conciencia” místico - racional de la realidad nacional que comparte un conocimiento doctrinario, político, social y económico de lo que le rodea sumado a una mística según la cuál esa es una verdad, la verdad que puede generar el cambio y la transformación.

La enseñanza de la historia

Al respecto, la historia del siglo XX nos da los mejores ejemplos de lo expuesto arriba al nombrar a agrupaciones como diversos partidos comunistas, el fascismo italiano, el nazismo alemán, la Unión Revolucionaria en el Perú, así como el APRA quienes impregnaron a sus seguidores de un dinamismo que lindó con el fanatismo, que llenó de una voluntad vehemente en creer en sus postulados como “la verdad” que movería el cambio y que, de una u otra manera (sin juzgar para bien o para mal) lo hizo en determinados momentos de la historia de los países donde surgieron. Y, a pesar que, ideológicamente son los movimientos mencionados arriba poco afines, si los caracteriza, el sentido de pertenencia, esos detalles, gestos que los diferenciaban; por ejemplo, los comunistas con su martillo y la hoz, el puño derecho cerrado en alto, términos como “camaradas”; el fascismo italiano con sus camisas negras; los nazis alemanes con el saludo del brazo derecho extendido, el grito Sieg heil, la banda roja con la esvástica sobre el antebrazo; así como la UR peruana y sus ritos liderazgo mesiánico; o el APRA con su distintivo de “compañero”, el pañuelo blanco, etc.

E, inclusive, podemos citar al Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso quien llevó a paroxismos mesiánicos y genocidas los postulados arriba señalados. Salvando las distancias y el asco hacia esa organización terrorista, si es importante destacar el componente místico, religioso, de sujeción, de despersonalización, de fe ciega y vehemente, de entrega total hacia lo que ellos creían “justo” (este término, obviamente, está entre comillas para dar énfasis y marcar sarcasmo respecto a dicha palabra) Esto no lo destaco yo, solamente; todos los estudiosos del tema del terrorismo en el Perú y de SL (llamados “senderólogos•) destacan que este fue uno de los factores primordiales para que la organización terrorista pudiera lograr poner en jaque al Perú por 20 años. Incluso, un ex presidente de la nación, el aprista Alan García Pérez, remarcó dicha convicción implícita a todo militante senderista.

Por eso, un partido necesita generar en sus miembros el sentimiento que pertenecen a algo más grande que ellos mismos, que sea más grande que sus vidas mismas, que su devoción se equipare a la que sienten por Dios, por su madre, por su familia, que esté a ese nivel de sublimación donde el individuo es capaz de hacer y dar todo por aquello que considera superior a sí mismo.

El liderazgo y la lealtad

Todo partido, siendo este de masas o no, necesita de una dirección y por tal de un liderazgo que debe generar un número determinado de figuras principales que sean aquellos quienes representan y van delante de la escala partidaria por ser ellos, precisamente, responsables de la doctrina y el accionar político del partido. Toda organización cuenta con ello.

Sin embargo, el liderazgo debe estar sustentando si bien en una dirección debe estar resumido en un líder cuya visión, carisma, capacidad de convocatoria sea aquél motivo que genere en la militancia y consolide la mística del correligionario, que sea aquél que sea capaz de arengar e insuflar el espíritu partidario en los miembros del mismo, que sea aquél o aquellos que, justamente, expandan el denominado sentimiento de hermandad y pertenencia a niveles de misticismo mezclando lo racional (la doctrina) con lo emocional (los sentimientos), lo cuál garantizará, en buena medida, la unión y armonía del movimiento.

Por eso, un liderazgo fuerte, vehemente y cohesionado se verá reflejado en la disciplina del partido, en la fe ciega hacia su doctrina que harán posible la lealtad hacia la organización, su estructura, su idea, su acción, sus líderes. Porque es la lealtad, una vez consumados los pasos anteriores, el componente principal tras ello pues, no termina en el adoctrinamiento y el misticismo la tarea del partido, sino recién empieza una tarea delicada sutil pero directa, al mismo tiempo, que es el hecho de mantener unida a la militancia, que los eventuales problemas que pudieran surgir en su seno sean destruidos por medio de postulados tanto lógicos como irracionales, que es, al destruir la disidencia de unos, al dejarla por los suelos donde el resto de partidarios sentirá que su convicción, que su fe es la indicada y cual fiel con un santo, esta, simplemente, se intensificará. Y es allí, donde el rosto del líder o líderes debe servir como ejemplo y como guía.

Ejemplos del fortalecimiento del liderazgo y la lealtad nos dan las críticas y autocríticas que hicieron, por resaltar algunos los comunistas rusos al siempre poner como modelo la vida de Lenin, las diferentes posturas que Haya De La Torre hacía tomar a su militancia para al final siempre dejar en claro la verdad de la doctrina del aprismo, la vehemencia del nazismo y el fascismo italiano en remarcar sin temor a dudas que ellos eran la verdad única para luego socavar, mezclando argumentos racionales e irracionales, la ideas y acciones de pensamientos antagónicos a ellos. La consecuencia fue solo una: el fortalecimiento dentro del movimiento.

La pregunta ¿qué hacer?

Y esta tarea es la más difícil ¿cómo infundir un espíritu religioso, devoto hacia un partido político en el mundo pos moderno del siglo XXI con la Globalización a cuestas, el consumismo degradante y la era de la información que es un bien y un mal, al mismo tiempo? ¿Cómo comprometer, involucrar a las personas, en este caso, la juventud, sin que su militancia corresponda a la moda, a la mera y simple inquietud? Es una cuestión difícil de dilucidar, sin embargo, es cierto que las preferencias, las aspiraciones humanas más elementales pueden servir como punta de lanza.

La doctrina en relación con las aspiraciones universales

Los partidos de masas, saliendo del plano místico, siempre han aspirado a cosas muy simples y que, al mismo tiempo, son las más complicadas de realizar sea cual sea la ideología. Estas podrían resumirse en “justicia, equidad y bienestar social”.

Es allí donde los partidos de hoy en el Perú han fracasado, porque toda doctrina que se respete aspira a un cambio verdadero y todo cambio proviene y depende de las necesidades y subjetividades universales a todo individuo. El problema con la partidocracia peruana es eso, que se han llenado de partidos sin un ideal, sin una aspiración común a todos (nuevamente, entramos al plano subjetivo) esto se puede manifestar en diversas vertientes, izquierda, derecha, etc, pero responde a ensoñaciones singulares al subconsciente humano y es, precisamente allí, donde los nuevos partidos que surjan bajo banderas doctrinarias serias deben apuntalar.

El reto de hoy en adelante

Para muchos, es de suponer que esto sonará siniestro, hasta fanático, cosa que no lo es, creo haber escrito nada que los partidos serios no hayan desarrollado. Pero la realidad del Perú es otra, donde en el mundo “desarrollado” los partidos dejaron de ser de masas para volverse de cuadros, en este país eso ha demostrado ser aún no practicable y, por el contrario, demanda de organizaciones que sean capaces de comprometer a una población desidiosa, apática hacia temas políticos siendo esta la tarea, como espacio político de la sociedad, de los partidos; de decirle a esa juventud “estúpida” que si quieren un mejor gobierno, que si quieren mejores representantes, que si quieren ser escuchados, que si ya es hora de leyes que representen en verdad los deseos y anhelos de la nación es IMPRESCINDIBLE que se comprometan y preocupen de la política todo el tiempo, no solo cuando llega la hora de elegir en ese jueguito infantil de la democracia llamada “votación”, “elecciones”.

Esa es pues, la tarea de las organizaciones políticas de hoy, pero ellos han claudicado, han dejado su función en el vacío porque la nueva clase política, de derecha y de izquierda, ha perdido su rumbo, su norte en su afán carroñero por seguir subsistiendo y viviendo de la política; que esto, pues, no sea un factor que desanime a la gente de “mi generación” ni a la que viene detrás de nosotros, sino todo lo contrario; que sea el motor para ser parte de esa sociedad hoy copada por viejos políticos jurásicos y bribones politicoides que nos ven como las ovejas, siempre bien arreadas que somos, porque lo hemos permitido ¿lo seguiremos permitiendo?

No a la revocatoria (Seis razones egoístas por las cuales no botar a la “Tía Bacán”)

jueves, 12 de enero de 2012



Esa palabrita

En los últimos días se ha puesto de moda una palabrita poco usada y bastante peculiar en el habla común de los limeños; “revocatoria”. Creo que la mayoría (excepto yo, por supuesto – risas-) de los habitantes de esta capital triste del Perú desconocía el significado de la misma, pero como siempre los medios y otros factores, políticos y demás se encargaron de hacerlo conocido para todo el mundo (como pierden su sabor las cosas cuando, de ser algo degustado por pocos, se vuelve la comidilla de las masas. Nunca me gustará este cuento de la globalización. Más risas)

La revocatoria, para los limeños, va acompañada
de un nombre que se ha vuelto en una serie de bromas, chistes, así como también de pasiones furibundas y encontradas: me refiero a la actual alcaldesa de Lima, Susana Villarán, conocida amablemente como La Tía Bacán, La Tía Regia y por unos de modo despectivo, pero no exento de comicidad (tan típica de la criollada capitalina) Susana Villaharagán, Susana Caviarán o “El Chanfle” Villarán.

¿Por qué querer “revocar”?

Pero ¿por qué quieren revocar a una señora de tan apacible rostro? No entraré a dar mi opinión al respecto, pues solo “repetiré” (me siento como los caviares, repitiendo todo lo que sus amigos en las brutales ONG´s les dicen o sus profes de universidad apelan) lo que siempre escucho respecto a la señora en cuestión:

El argumento más difundido es que la alcaldesa “no hace nada” (creo que si ha hecho algo, mas no lo fundamental y vital para la ciudad), que es una “inútil”, “incompetente” (bien, en dicho punto si concuerdo), muchos lo sustentan en que las calles se sienten más inseguras (una sensación real, pero si bien Villarán tiene que ver con ello, no es su “pato”, totalmente) que el tráfico sigue mucho peor que con la administración metropolitana anterior (eso también es cierto), que no se ven obras (lo cual es relativo si jugamos a ser “objetivos”) entre otros bemoles.

Ahora si sabes qué es….

Se supone que el acto de la revocatoria consiste, básicamente, en que los electores puedan destituir por medio de un plebiscito a una autoridad. Esta es una figura legal que se contempla en muchas cartas magnas como la peruana, así que no hay nada de tirado de los pelos en esta intentona (aunque sea, por decirlo menos, de muy mal gusto). Sin embargo, la ley peruana, al menos, pide un requisito previo para que esta figura se pueda llevar a cabo y es que se presente el oficio requerido para la revocatoria y obtener un promedio de 400 mil firmas que dejen en claro que la acción revocatoria tenga lugar y, en ese asunto están metidos los responsables de esta cuestión, encabezados por un tal Marco Tulio Gutiérrez, un personajillo cuestionable de quien dice que desea sacar a la tía Susana porque sus medidas están afectando los intereses de económicos suyos y de sus amigos (aunque este diga todo lo contrario) y otros que dicen que es un ex rojillo que alguna vez militó en Izquierda Unida (ay, con estos rojoides; muy proletarios y revolucionarios, pero una vez que prueban el sabor del dinero, la empresa privada y “privilegios” del demoniaco sistema capitalista, muestran su verdadero rostro fariseo). En fin, son de la misma calaña.

Whatever!

Seis razones egoístas

En cualquier caso, la intención de quien escribe no es hacer apología a esta medida que, si bien es legal y totalmente justa y clara para quienes no se encuentren de acuerdo con la presente administración, no la comparto por criterios nada lúcidos, nada observacionales, mucho menos sociológicos, políticos, ni tampoco sociales pues, responden a una perspectiva, eminentemente, egoísta.

Estos “criterios” son los siguientes:

PRIMERO; no quiero que boten a Villarán porque no tendría nadie de quién burlarme. SEGUNDO; no quiero que boten a Villarán porque con cada salida ante cámaras la veo menos sonriente, menos feliz, luciendo seria, un tanto fastidiada. TERCERO; no quiero que boten a Villarán por la sencilla razón que no tendría como mofarme ni increparle a mi serie de conocidos y amistades caviares, con memoria y dignidad lo desatinada de su elección. CUARTO; no quiero que boten a Villarán porque ¿a quién le diría “El Chanfle Villarán”? “no way!”. QUINTO; no quiero que boten a Villarán porque si la gente la eligió, si las personas optaron por ella habiendo mejores alternativas entonces, que se la aguanten, “que se la mamen todita” a ver si así aprenden a elegir mejor a sus representantes. Y SEXTO; no quiero que boten a Villarán porque la revocatoria sería, más que una patada en el trasero, podría beneficiarla. Vamos! la va a seguir estropeando en el tiempo que le queda. Además, miren la historia del Perú, mandatarios mediocres y nefastos que tras un breve lapso de tiempo volvieron a gobernar con toda fuerza. Ese podría ser, también, el caso de la Tía Bacán y, teniendo en cuenta lo desmemoriado y sentimental que es el electorado peruano, esto bien podría pasar.

Así que por estas seis razones egoístas, LA REVOCATORIA NO VA!, jajajajajajaja


p.d. 1: me resulta muy chistoso cuando los niñatos dignos y con memoria se insuflan de enojo, indignación con todo este tema de expulsar del cargo a Villarán. Me pregunto cuál sería la reacción si esto le pasaría, en esa magnitud, a Castañeda o a Lourdes Flores de haber ganado esta. Seguramente y todos los que hoy se molestan y se sienten susceptiblemente tocados estarían haciendo colas prestos a firmar los kits de revocatoria. Estos niños rebeldosos, ¿Cuándo cambiarán?

p.d. 2: ALDITUS, siento no compartir tu iniciativa de revocar a la Tía Regia, pero es más divertido ver como todo se vuelve una completa tontería y cómo el paso del tiempo le da la razón a quienes, en su momento, se mostraron abiertamente en contra de dicha elección.

Los blancos de la ira, un relato sobre los albinos africanos

lunes, 12 de diciembre de 2011


El ser humano es un ser, verdaderamente, impresionante, no solo por las cosas hermosas y maravillosas que hemos logrado crear, sin embargo, también impresiona el nivel de barbarie y degradación al que hemos logrado llegar en diversos puntos de la historia, muchas veces cimentados en viejas creencias, en antiguas costumbres que no han generado si no la marginación y exclusión total de un grupo determinado de gente.

África vuelve a ser, otra vez, el centro de un post de Manifiesto Bizantino pero, en este caso, no se trata de un genocidio, ni de una guerra, sino de la segregación de un grupo del que yo menos imaginaba: los albinos.

Cuando el documental español titulado “Los Blancos de la Ira” quedé anonadado por lo que mis ojos pudieran observar como una trágica realidad en Tanzania, un país del África central con unos 37 millones de habitantes.

De harto sabido es que mucho de estos países aún prevalece la vida ritualista, shamanista como en los tiempos de las viejas tribus africanas donde la magia y la brujería forman parte esencial de la vida de sus pobladores aunque estos sean cristianos o musulmanes (como son en este país). Dentro de esa vieja tradición se considera que los albinos son nada menos que seres de mal augurio.

En este tipo de sociedad estas personas eran visto como “blancos” a un modo despectivo, según la creencia porque sus madres habían tenido relaciones con hombres de tez blanca y, en el paroxismo de esta tradición, que eran hijos de fantasmas y, por lo tal, eran fantasmas, espíritus negros, demonios que estaban allí para atormentar a la población y llenarla de desgracias.

El documental cuenta también como en el colmo de la ignorancia (no encuentro otra palabra para lo siguiente) se mataba a estas personas de manera brutal e, inclusive, una vez muertos sus cuerpos eran profanados para fines no muy claros pero que, poro a poco, se logran comprender. Para otra cosa sino para fines mágico – rituales donde los hechizos surtían más efecto con extremidades arrancadas a estas personas, entre otras de estos mitos, se usaban los huesos triturados de los albinos en la pesca pues se cree que esto atraerá un mayor número de peces a la red, entre otros.

Hay testimonios, francamente, desgarradores, que te dejan estupefacto por lo brutales, anormales y tan poco comprensibles, cosas que lindan con el canibalismo y hasta, no creo equivocarme, con cierta forma de vampirismo.

Pero no se crea que esto solo acontece en los poblador alejados de las grandes orbes tanzanas. Si bien en estos centros no se realizan estos asesinatos underground inspirados y guiados con fines de brujería, en estas si se sienten la incomodidad de las miradas asqueadas de quienes no son como el resto, caminar y alejarse de estos como si fueran apestados es tan brutal, tan excluyente como la muerte misma o quizás peor (no lo se) estando con vida uno vive como si estuviera muerto.

Como se, el documental muestra la acción de algunas ONG´s (de las que sirve, no como las del Perú que no tienen sentido de ser) luchan por cambiar, lentamente, la mentalidad de la población tanzana respecto a los albinos y que lo de estos es solo una variación de la piel, y nada más.


Para todos lo que les interese este documental les abrirá los ojos a una nueva realidad, una nueva acción de diversos organismos y una reflexión sobre la condición humana.












Historia de un genocidio: Ruanda (los muertos que el mundo no se enteró)


El barbarismo del siglo de la modernidad

La historia del siglo pasado, el XX, tengo la seguridad que fue el más violento, convulso e inhumano de toda la historia desde que el hombre es hombre y desde que la civilización fue concebida.

Las peores guerras se suscitaron en sus años y décadas, genocidios por doquier acontecieron por distintas razones, ya sea políticas, culturales, de clases, religión, por diferencias de “raza”, grupos sociales, enfermedades que ponían en condición de menos que humanos a un determinado grupo de gente o de etnias. La guerra y el genocidio fueron una parte misma del siglo previo al segundo milenio, siendo un poco sarcástico se puede decir “elige” un complejo en la centuria pasada y encontrarás un genocidio. Y así pasó.

De todas estas barbaries por bobas razones cometidas por ser humanos contra otros seres humanos hay documentación harta para aprender y saber las lecciones de la historia y los horrores a los que puede descender cualquier persona cuando se le quita la identidad como tal a otro par y se lo reduce con apelativos que los despersonalizan hasta ya no ser él mismo, sino aquello que todos dicen que en verdad es: una rata, una cucaracha, demonios con cola, hijos de fantasmas, revisionistas, reaccionarios, etc.

No vale la pena recordar las masacres harto conocidas que el mundo, por desgracia vio, pero si que es necesario recordar una de la que casi nadie se enteró.

África, el principio y también el fin

A nadie le importa África, eso es un hecho, a nadie le importa que los belgas hayan creado el SIDA por una negligencia al aplicar una vacuna contra la polio llamada CHAT, a nadie le importa aquello, a nadie le importa que muchos de estos médicos sigan andando por las calles no solo responsables que muchos de los países del continente negro tengan a más de la mitad de sus poblaciones con la llamada “peste rosa” y que sea la plaga del mundo de hoy. No ¿a quién le jode ello? En fin, son pobres, son negros, están al borde la muerte, dejemos que los grandes laboratorios experimenten con esos apestados. Lo mismo sucedió en Sierra Leona y las muertes causadas por los diamantes que generaron una guerra civil cruenta, violenta y cruel como pocas se vieron, aquella parte de la historia universal que los estudiosos conocen como “diamantes de sangre” mientras que el resto del mundo, simplemente, no se enteró.

Pero estos procesos de violencia se dilataron en el tiempo de, manera progresiva, paulatina, como si se tratara de una sistematización de la muerte, la crueldad y la violencia. Fueron fenómenos que no se incubaron en el inconsciente o en la sociedad, simplemente fueron errores que nadie se preocupó por enmendar y fue la disputa de dos grupos de poder por controlar un elemento que llenaría sus arcas personales, no las de sus pobladores. Pero ¿qué pasaría si un conflicto, una problemática que lleva incubándose más de cien años explota de la noche a la mañana?

Eso sucedió en Ruanda en 1994.

Ruanda: sobre Hutus y Tutsis

Ruanda es un país pequeño, casi imperceptible en los planisferios de alrededor de 8 millones de habitantes y un poco más. Por tiempos ancestrales en estas tierras existieron dos grupos sociales bien definidos que vivían de armoniosa a la vieja usanza tribal de dichas tierras: los hutus y los tutsis quienes hacían la mayoría del país (donde los primeros eran, poblacionalmente hablando, más que los segundos). Es de suma importancia, que estos dos grupos no eran diferentes “razas”, etnias, simplemente eran castas distintas y nada más (esto es importante para entender las siguientes líneas)

La semilla de la muerte: alemanes, belgas y tutsis

Cuando a mediados del siglo XIX llegaron los invasores alemanes e hicieron de esta una colonia. Ellos necesitaban un orden social para que la colonia funcionara de armoniosa en orden con los designios de la metrópoli europea. Para ello, y basados en la teorías raciales propias de la era victoriana determinaron (solo midiendo los aspectos físicos) que los tutsis eran una raza superior a los hutus y que, por eso, eran los que estarían por encima en el escalafón de la jerarquía colonial (claro, secundando a la aristocracia europea). Y es aquí donde todo lo que desembocó en abril del 94 tiene su origen pues los hutus eran percibidos ya no solo por los europeos sino por los tutsis mismo como “seres inferiores” y fueron tratados como tales, desprovistos de beneficios que la colonia favorecía a los tutsis (como la educación, solo para tutsis)

Estas diferenciaciones que marcaron el resentimiento hutu hacia los tutsis se incrementó con la colonización belga (dispuesta por la Sociedad de Naciones tras la I Guerra Mundial) quienes favorecieron en cargos de la administración colonial a los tutsis y, en 1934, la emisión de un “carné étnico” que daba a estos un mayor rango dentro de la sociedad colonial. Sin embargo, y cuando la administración belga consideró que las “reivindicaciones sociales” de los tutsis eran ya incompatibles con el régimen viró su preferencia hacia los hutus, antes marginados, generando más divisiones y complementándolas con la creación de partidos políticos cuya base se sustentaba en criterios étnicos. Como para complicar más las cosas.

Hutus: se invierten los papeles

El punto de inflexión llegaría en 1959, cuando el hutu el reclamo sobre igualdad de derechos fue rechazado por la monarquía tutsi, fue entonces cuando los primeros decidieron socavar los cimientos de este poder.

Fue entonces que los conflictos sociales entre ambas castas estallaron con serias bajas de ambos bandos, con 150 mil tutsis exiliados del país. En ese mismo año, la mayoría hutu logra la independencia de Bélgica y la ONU aprovecha para lanzar un referéndum sobre la continuidad o no de la monarquía tutsi donde el 80 por ciento votó por el NO, declarándose de este modo la República de Ruanda controlando los hutus todas las riendas del Estado.

Para 1972, ambas castas vivían en relativa calma (lo que no quita de lado que algunas diferencias ya estaban bien marcadas entre ambos grupos). En dicho año se produjo la matanza de 350 mil hutus por parte de tutsi en la frontera con Burundí. Este hecho, junto a los desatinos del gobierno en estos asuntos, sumados a otros (corrupción, por ejemplo) provocó el golpe de Estado dirigido por el general Habyarimana en julio del 73. El nuevo jefe de gobierno supo mantener calmas las aguas entre ambas castas (siendo él mismo de origen hutu) a tal punto que dejó a los tutsis llevar las riendas de la economía ruandesa. Sin embargo, para 1990 estalla la guerra en Ruanda producto de las falencias económicas de dichos años y los problemas por los tutsis exiliados y conformados en el Frente Patriótico Ruandés que en dicho año, dese Uganda invada la pequeña Ruanda. El conflicto finalizaría con la paz firmada entre ambos países creándose un gobierno de transición compuesto por ambas castas.


Genocidio a escala mayor en un abrir y cerrar de ojos

La mecha que se encendió la llama del genocidio fue la voladura del avión donde se trasladaba el presidente Habyarimana por rebeldes del FPR en abril de 1994. Bastó esto como pretexto para que los conflictos incubados a lo largo de más de 100 años estallaran. Fue entonces cuando los hutus desplegaron la violencia que duró 100 días y que costó la vida a 800 mil personas entre tutsis y hutus “moderados” (que representaría el 11 por ciento de la población ruandesa) una cifra que supera cualquier imaginación posible. Ruanda, sin exagerar, para llegar a esos límites debió ser una máquina del exterminio a tiempo completo.

Imagínate que un día el vecino de todo tu vida, el amigo con el que jugabas futbol o hacías las chiquilladas de su momento, de pronto, sin mayor razón entre a tu casa, viola a las mujeres de tu familia, así a tu padre hermanos y por último a ti. Eso sucedió y a escala en Ruanda, porque aquí no solo se perpetró por parte del Estado, sino que lo hicieron las milicias concientizadas por el gobierno que actuaban de manera local y la población misma que ya tenía metido en su psique el trabajo sicológico en contra de la minoría tutsi.

Se dice que esto ya estaba bien planificado hacía años y que el genocidio se financió con el dinero de las obras sociales de organismos internacionales y que, incluso, una ministro en pleno gabinete se habría mostrado a favor del genocidio llegando a decir que el exterminio de los tutsis sería la solución para todos los problemas de Ruanda.

¿Cómo fue posible?

Pero ¿cómo se justifica que la gran mayoría se sumara a esta escala de asesinatos en masa? ¿Cómo entender que el aparato estatal haya sido tan eficiente que llevara a las “gentes comunes” a cometer esta barbarie?

Uno de los factores fue, sin lugar a dudas, los años de marginación que los regímenes coloniales impusieron en Ruanda, sumado a ello fue que una vez los tutsis tomaran el poder y establecieran la República usaron los incipientes medios de comunicación con que contaba el país para esparcir la semilla del odio y masificarlo de manera rápida y efectiva a la población hutu.

Esta tuvo como instrumento de difusión la popular RTLM o Radio Televisión de las Mil Colinas y la revista “Kangura” (Despierta) fueron los órganos mediáticos que se encargaron de denigrar la condición humana de los tutsis hasta convertirlos en “cucarachas”, “demonios”, “bestias” u “hombres con colas” que, si no se les exterminaba primero ellos lo harían entonces.

Y la comunidad internacional, representada en la ONU brilló por su ausencia, primero al negar los hechos, luego al actuar de manera tonta e ineficaz una vez que el conflicto ya parecía incontrolable y donde intereses corporativos también se mezclaron a esta tragedia.

La consecuencia de ello fue un país desangrado, empobrecido por la violencia y la crisis económica y social; unos 2 millones de refugiados que migraron a los países vecinos lo que repercutió en serios problemas a las naciones aledañas con un sin número de problemas que, en muchos casos derivaron en más muerte, desolación e interés económico (sea el caso de la dos guerra del Congo, que cobró la vida de 5 millones de personas, considerado el conflicto armado más catastrófico después de la II Guerra Mundial)

Hoy, Ruanda, dominada por la minoría tutsi (el FRP tomó el país tras el genocidio, muchos dicen que hubo apoyo interesado del EEUU y Gran Bretaña para que esto pasara y resultara como resultó) se encuentra en un proceso de paz donde las cabezas han sido juzgados así como los asesinos en la escala más baja de la masacre.

A continuación, adjunto la razón de ser este post: un breve documental sobre lo ocurrido en Ruanda con mayor detalle, un material gráfico en extremo chocante e hiriente sobre lo ocurrido en esos 100 días en que Ruanda era, en verdad, el infierno mismo sobre la Tierra; así un video de declaraciones de las víctimas del genocidio; y un tercero con una excelente explicación de cómo surgen los genocidios por parte de Paul Kagame, líder de la Ruanda del siglo XXI. Verán y escucharán cosas que superan con creses lo que he tratado de resumir en el texto y, les aseguro, quedaran perplejos al ver hasta qué punto podemos llegar a ser de inhumanos los humanos.










Canción de un recuerdo fragmentado (no es un verso)

miércoles, 30 de noviembre de 2011




Hoy se despierta el día lleno de un sol ansioso, agrio, dulzón y poco feliz. Hoy es cuando el viento frío se congestiona, se torna húmedo, meloso, infructuoso, portador de ese pavor que abraza al cuerpo, que engulle los sentimientos.

Esta es una mañana donde todo es ambivalencia, donde el sol inclemente resulta un espantoso hedor de gélida nostalgia, como esas mañanas de agosto cuando los pies cruzan las calles repletas de frondosas neblinas, donde una luz matinal artificial resulta perdida, insuficiente con lo gris y turbio de su amanecer.

II (hermosa)

Es una mañana hermosa donde todos los pensamientos fluyen insuflados por esos instrumentos repletos de sin sabores, repletos de sentidos, inconscientes de su poder, cuando todo ritmo se vuelve un compás fúnebre yo tan solo pienso que esta es una mañana hermosa para morir; desfallecer en los brazos de alguien que no existe, en los brazos de alguien que no es, no fue y nunca será porque, en mañanas bellas como esta, uno entiende que, de vez en cuando, uno está vetado por algo superior a ciertas emociones, ciertas experiencias, ciertos amores.


III (muerte)

Morir, morir, morir en la punta de mi boca un cigarro suicida, de esos que aún no logro discernir, porque todo vuelve a su sitio en este desorden ordenado; la vida es nada cuando esta se cierne desierta, negada en sus expresiones naturales; oh, cuánto he llorado en días como estos, cuánto me ha pesado el pecho sentir algo, cuán flagelante puede resultar despertar y sentir los ojos tan pesados que ni siquiera el propio Atlas pudiese soportarlo.

Como si fuera todo, como si fuera nada es esta existencia penosa; no entiendo de poemas, no entiendo de versos cargados, solo entiendo de prosas y sensaciones desmenuzadas, no suelo reducir las cosas que emanan, que me irradian, mas que fatal es ser víctima de los resúmenes sentimentales de tus verdugos del corazón.

IV (Sabia)

Pero la vida es sabia, más cruenta y lúcida que toda la humanidad en su esplendor y crueldad, que los hombres bobos y las mujeres sufridas, que los machos cariñosos y las hembras furtivas, no puedo negar que en todo acto hay demasiada sabiduría contenida, que en cada hoja, raíz o fruto se encuentra la semilla del conocimiento, donde el amor mismo no puede llegar siquiera. No, no estoy unido a nadie, ni a la tierra, ni a mis pares, ni siquiera a mi mismo, porque me odio como a nadie he odiado en este universo y me amo como he amado y amo a esas mujeres que me dieron la vida, a las que dieron tanto y cuanto por mí, a las que hice sufrir, a las que me hacen sufrir, a las que me ignoran caídas en su rampante egoísmo.


V (Suenas linda)

Hoy suena cerca a mis oídos un piano lleno de melancólica naturalidad, al fondo un violín austero, muy certero que despliega su mutismo hermoso. Yo no se, no lo se. Es que todo es tan inmenso que no puedo contenerlo, que no cabe ninguna emoción en mi pecho, que ni mi cuerpo es espacio suficiente para ello, quiere reventar, explosionar todo mi ser. Quizás ser esencia y no forma sea el destino de la vida para mi, quizás hoy esta materia no baste para coexistir conmigo mismo, quizás amar y querer sepan mucho mejor dejando de lado toda norma de peso y gravedad.

VI (a media mañana)

Hoy ya es media mañana, y sigue siendo una hermosa para morir, ¿a quién le importa existir si una caricia no puedo palpar tu (mi) rostro? ¿Qué sentido tiene “ser” cuando nada sustenta tus propias emociones? ¿Cuál es la razón para caminar a tu lado si no puedes ver quien soy en realidad? Ninguna. Todo es fatuo, todo cae en un eterno “oblivion”.

VII (cuando desaparezco)

Morir, morir, morir con cada respiro, con cada estimulación espontánea, desvanecerse en esa frondosa capa de dolor que se pliega a todos tus miembros, a todos tus órganos, que exuda con cada mirada, que sonríe con cada respiro, que se mofa con cada aliento. Hay vida en la muerte y hay muerte en la vida. No es una contradicción, es una concesión que por ley natural nos toca a todos sentir y a muchos negar.


VIII (lejos de este mundo)

No quiero al mundo, a pesar que el mundo me quiere a mí; ¿es malo el nihilismo que yo decanto y siento desde que mi mundo es mi mundo? Es como esas tomas típicas en otoño; atraviesas un portón antiguo que da paso a un sendero rodeado a ambos lados por frondosos árboles cuyo camino se encuentra revestido de hojas magras de sonidos chispeantes cuando pases y las ves aplastarse. Es como si en su crujir contuviera toda la fuerza del mundo, todo el dolor, toda la alegría de saberse marchitas, extintas, pero tan hermosas como el hecho de no saber si algo durará por siempre, porque en la duda está el gusto de vivir, la certeza de que algo es, que algo se extenderá hasta la eternidad desplaza el espíritu del hombre, lo vuelve tonto, bobo; la vida no tiene sentido cuando todo está dicho. La eternidad, lo eterno son ilusiones que las personas crean para sentirse aliviadas por la incertidumbre misma de la existencia, la incertidumbre si esto durará, si mañana vivirás, si mañana morirás ¿moriré?

IX (escaso de amor)

No quiero que alguien se voltee hacia mí y me vea con ojos que no deseo; nada es peor que tener tu corazón apartado de alguien a quien nunca le podrás obsequiar la intensidad de su sentimiento (ahora entiendo el otro lado de la moneda). Por eso, mueran, mueran, lo siento, es difícil entender aquello, pero no soy un tipo de pertenencias, pues tan solo siento que pertenezco a mí mismo.

X (con la esperanza desvanecerse al regresar ".")

Hoy es una mañana de primavera ¿sabes? Y la detesto porque me hace sentir mal. Es hermoso pasar por este gris fantasmal de la ciudad y ver a su lado, solitario, las flores menear sus hojas de colores vida al ritmo que el viento les ose retar; cuán maravilloso es andar como un muerto en vida al lado de otros muertos cuyos ojos nunca se preocupan por los demás y ver el rostro de una criatura, un infante sonreír, hacer un puchero, o simplemente, mirarte lindo con curiosidad; qué hermoso es cerrar los ojos y pensar en ese cielo celeste infinito (ese que no es de acá) lleno de esas nubes blancas cristalinas como si fueran copos de nieve, la noche oscura con luna eterna y seductora rodeada de un sinfín de estrellas como eternos acompañantes luminosos que algún morirán, explotarán creando muchas más. Qué trágico es llegar a casa y sentir que todo ello es fugaz.


The real threat (la verdadera amenaza): Un país de “gentes raras”

lunes, 28 de noviembre de 2011



Antes de empezar

Quienes me conocen en estos últimos años saben que siento mucha simpatía por cierto director de un diario capitalino del Perú asociado con la derecha, si, ese que tiene, paradójicamente, por abuelo al fundador de la doctrina socialista en el Perú. Si. Es él y en muchos puntos coincidimos, en otros no (aleluya por eso), sin embargo cuánta razón tiene que el Perú es un país extraño y yo acoto “un país de gentes raras”.

Quienes leyeron la línea anterior, probablemente, se preguntarán “¿por qué?” y no me extraña que se pregunten por qué pues nadie recuerda preguntarse ello. Disculpen la soberbia, pero yo si me acuerdo de preguntármelo y más aún cuando veo cosas de suma importancia y en harto alarmantes.

Rojos como cancha


No hace mucho apareció en los medios de comunicación la noticia que uno de los primos del actual presidente de la República (no vale mencionar su nombre) forma parte activa del mentado grupo “Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales” nefastamente conocido como MOVADEF, y no solo eso, se declaró abiertamente admirador del nefasto líder del antiguo Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reynoso, alias, “camarada Gonzalo”.

Pero esto no es todo. Hay más. Aparecen unos niñatos con pinta de intelectuales balbuceando y repitiendo lo que sus nuevos gurús les dijeron, es decir, que Abimael Guzmán es un preso político, que la guerra interna fue de carácter político y que, por tal, siempre van a morir personas. Luego aparecían haciendo arengas a la libertad de las escorias senderistas al lado de sus nuevos “jefes” maoístas.

Sin embargo, esto llega a un nivel de producir arcadas cuando les escuchas decir que Guzmán Reynoso ya debería ser liberado; sumado a ello, cuando te enteras que hay 360 mil peruanos que han firmado para que este grupo se convierta en un partido “LEGAL” y aún más cuando publican algo que una de las cabezas de otro grupo terrorista de los 80´s Peter Cárdenas del MRTA pronto saldrá en libertad.

Es cierto, el Perú es un país de “gentes raras”.



Legalidad ilegal

Y, está bien, ustedes pensarán que serán un grupo menor que no tendrá convocatoria. Yo no estoy tan seguro de ello. En un país sin conciencia, espíritu ni memoria (la verdadera memoria, no ese cliché inventado por la ONG´s rojoides y caviares) como es el Perú ya tenemos fenómenos nefastos que hoy se mueven dentro de la legalidad con una concha rampante. Está el ejemplo del fujimorismo, ya lo tenemos en el APRA con Alan García a la cabeza (aunque en menor medida) y la historia del Perú del siglo XIX y principios del siglo XX así lo demuestran. No sorprendería que Sendero Luminoso, bajo la fachada legal del MOVADEF, se encuentre en una nueva etapa de su lucha, esa lucha que nunca se han mostrado prestos a abandonar.

Pero, de pasar esto, de pasar SL a la legalidad ¿qué implicaría? ¿Qué los peruanos somos una nación de ignotos? ¿Qué los peruanos no tenemos la capacidad de discernir? ¿Qué los peruanos somos tan masoquistas que después de unos años amamos a quienes nos trataron mal? País de “gentes raras”, sin lugar a dudas.

Esto es tan vergonzoso, y lo digo como peruano comprometido. Es como si un joven alemán dijera abiertamente en los medios de comunicación “Sieg Heil” extendiendo el brazo derecho, este compadre estaría hoy preso porque en el país germano toda apología al nazismo está penada con la cárcel. Por qué, entonces, no hacen aquí lo mismo: proscriban el símbolo del martillo y la hoz, así como el acto de levantar el puño derecho bien cerrado, o el término “camarada”. Todas estas cosas que hacen recordar consciente o inconscientemente a las épocas nefastas del terrorismo, de Sendero Luminoso y del MRTA, estas cosas ¿por qué no las sancionan con la restricción de la libertad?


Y con los antecedentes históricos que tiene el Perú (resaltados líneas arriba) este grupete puede calar, puede emerger, pueden hacer por la vía legal lo que no hicieron por las armas, la muerte, la violencia porque, créanme, este neo senderismo solo ha cambiado las “formas” de lucha, mas no el fondo de las mismas, las mismas que siguen siendo hacer de este un país comunista al mejor estilo de la peor época de la Gran Revolución Cultural Proletaria de China cuando los días de Mao Tse Tung, una exageración del modelo stalinista (y no hace falta ahondar en qué se funda ese tipo de sociedad) es decir, un gran gulag andino.

Esto se condensa en que, si para algo son buenos los comunistas, es para lavar la mente de las personas, sobre todo para aprovechar el idealismo espontáneo de la juventud y Sendero ha demostrado ser grande en este accionar, sobre todo, teniendo como foco y punto de captación las universidades nacionales donde su prédica jaló jóvenes explotando el ánimo rebelde, las problemas sociales, mostrándoles como realidad vertical que viven bajo un sistema cruel, inhumano y opresor donde el comunismo y la revolución son los únicos caminos de transformar el mundo hacia uno mejor lleno de paz, fraternidad, igualdad y justicia para todos. Hermosos pensamiento, claro que sí, pero que en la realidad solo han dibujado la desaparición, la represión inmisericorde, la muerte de cientos de miles y millones de seres humanos, el atraso y estanco de en cuanta nación esta “idea” haya logrado triunfar.

Y no dejemos de lado la mística, el sentido de pertenencia a algo superior y más sublime que ellos mismos, el ideal libertario que saben insuflar, canalizar y aprovechar en una sociedad, en un mundo que, precisamente, carece de valores, de identidades nacionales definidas, de ideales derechos o errados es un caldo de cultivo propicio para este tipo de proclamas degeneradas recubiertas bajo el manto una mentira de ensueño.

Haciendo memoria, “kids”

Cuando pasan estas cosas, siempre es oportuno hacer un breve recordatorio de cómo se dieron las hechos:

En 1980, el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso inicia su accionar terrorista (que a nadie le quepa la menor duda de esta calificación, porque LO ES, TERRORISTA) en el poblado de Chuschi, región Ayacucho quemando ánforas dentro del marco de las elecciones generales de dicho año (tras doce años de dictadura militar de izquierdas), este se conocería por los propios senderista bajo las siglas de ILA o Inicio de la Lucha Armada, Durante dos años, SL dominó, casi en su totalidad, Ayacucho hasta el ingreso de las Fuerzas Armadas cuando la subversión se repliega a otros escenario de las sierra y ceja de selva.

De importancia es mencionar que desde sus comienzos, Sendero Luminoso tuvo la intención de desangrar a la nación, de provocar genocidios no solo ellos, sino de exasperar los ánimos de las fuerzas de seguridad para que cometieran estos actos, de aislar a las poblaciones, de destruir sus actividades productivas, de asesinar a sangre fría, diezmas a poblados casi en su totalidad, bajo la premisa de llevar al colapso al país para ellos alzarse como la única fuerza política capaz de salvar al Perú e instaurar el comunismo en estas tierras.

De esta intentona de extrema izquierda perdieron la vida alrededor de 70 mil peruanos durante los 20 años que duró la barbarie (1980 – 2000) muchísimos más de la mitad de estos perdieron la vida en manos de Sendero Luminoso, otro porcentaje menor pero considerable a manos de las Fuerzas del Estado (que tienen responsabilidad en los “excesos” que se cometieron y deben ser juzgados, pero, contrario al mainstream caivar y ONG, esto no fue una política impulsada por el Estado, sino producto de la situación que SL le planteó al país, que son cosas totalmente diferentes. Sin embargo, los responsables de los excesos deben ser juzgados y debidamente condenados) y otro margen menor al MRTA. De esto tampoco se olvide que hay voces que han logrado distorsionar la realidad de los hechos e, incluso, llegado a decir que fue el Estado quien tiene bajo sus hombros la responsabilidad de la mayoría de los muertos (¿cómo es posible esto?). Una vez más, el Perú es un país de “gentes raras”.

The kids aren´t allright

De los chicos que vi en el reportaje; en lo personal, no creo ser quien para criticar a estas personas. Es verdad que sus convicciones están, obviamente, distorsionadas, degeneradas, pero puedo entender hasta qué grado los jóvenes de espíritu débil, sin una identidad o afinidad con lo que les rodea, con su nación, con su entorno, con tantos vacíos respecto a lo que deben hacer, busquen dejarse impresionar por alguien que les diga “esto es así y esto es asa, esta es la verdad” (esto demuestra que siempre los humanos necesitamos una guía, que los niños necesitan normas, reglas y quién les diga qué hacer para que cuando grandes desarrollen la capacidad consciente de discernir y elegir. Este no es el caso) no se les puede reprochar no porque sean inocentes, sino porque son impresionables y demás buscan darle un sentido a sus vidas que, quizás, nunca lo hayan tenido y, sin embargo, las ideas se combaten con las ideas y en eso, necesario es que la juventud, esa poca con algo de conciencia, memoria y reflexión les haga ver lo errado que están.

No se niega la convicción que cada uno puede tener (si es que la tuvieran, claro) pero tampoco es venir a repetir cual borrego un discurso transformado para hacerlo nice, cute, In a esos jóvenes deseosos de sentir que forman parte de algo en un mundo donde nos dicen que las naciones son solo líneas imaginarias, que todos somos iguales, que no hay diferencia entre pueblos, cuando SI LA HAY. He allí que se encuentra buena parte de este problema, he allí una de las raíces de todo este follón.

No!

Esta es, mis queridísimos pocos lectores (qué cursi suena eso, pero me gusta cómo se lee) la verdadera amenaza, “the real threat” del país, y no es una exageración como en algún momento algunos amigos de alas zurdas comentaban (si hubiese sido un grupo de derechas no dirían lo mismo, estoy totalmente seguro). Se vuelve una amenaza con la sola intención de pasar a la legalidad, que hayan podido recoger en tan corto tiempo (desde 2009) 360 mil firmas y que, abiertamente, no se muestren deseosos de cambiar sus postulados ideológicos e intenciones. Eso es toda una amenaza para todo peruano que se crea digno de llevar tan hermoso gentilicio.

No permitamos que nosotros mismos nos sigamos viendo como un país de “gentes raras”.




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