Desde hace unos buenos años, en el Perú se ha puesto muy de uso común entre quienes no somos de izquierda usar la palabra caviar para denominar a cierto tipo de izquierdista por lo general un sujeto que se jacta de tener conciencia social, de ser tolerantes, de ver la realidad como en realidad es, alguien que odia a muerte el neoliberalismo, pero todo esto de boca para afuera porque en los hechos el personaje llamado como “caviar” vive totalmente al margen de lo que dice creer.
Un tufillo del Mar Caspio (a modo de pequeña gran introducción)
Bien es sabido que los políticos que hacen la llamada izquierda caviar provienen de las clases privilegiadas de la sociedad peruana, son aquellos que en los años 80 jugaban a ser revolucionarios mientras regresaban en sus carros de ၃ltimo modelo a sus casas y/o departamentos de unos de los distritos exclusivos de Lima. Esos de aquella época son los mismos que hoy, repartidos en agrupaciones mediocres y otra con falsos revolucionarismos anquilosados salen hoy a mostrar una cara soft, pero aún tratando de hacer creer a los incautos que siguen siendo rebeldes, cosa que nunca ha sido cierta, aunque si es cierta que siguen viviendo bien y que no les interesa aquello.
Son los mismos políticos pitucos rebeldoides que hoy hablan, que se sienten muy fuertes, enquistados en organizaciones mediocres que aspiran a mucho, en organizaciones no gubernamentales que financian sus amigos del extranjero o algún país súper capitalista. Son aquellos que dicen representar a la izquierda del nuevo siglo, cuando son unos traidores de la peor calaña de su propia ideología, de aquella que decían profesar, de la que se valieron para hacer turismo y libritos de medio pelo por los países socialistas cuando este aún se encontraba por el mundo, más cuando las cosas comenzaron a revertirse renegaron de ello, nombrando dictaduras a países que les dieron buenos viajes, buenos alojamientos en hoteles de cinco estrellas, la mejor comida, hermosos paseos para luego darles ese espaldarazo digno de lo oportunistas que siempre han sido estos caviares.
Esos son aquellos que lideran la izquierda caviar en Latinoamérica, es la moda política de este nuevo siglo, pero ¿qué han hecho estos por sus países? Tan solo hablar, hablar y hablar, victimizar a cualquiera que sirva a su causa de desprestigio, y satanizar a todo cuanto represente el Estado. Eso sucede en el Perú y salta a la vista.
En este país la clase política caviar está representada por sujetos todos de familias pudientes como Javier Diez Canseco, Henry Pease, Nicolas Lynch, Ricardo Lets, sujetos tan radicales en sus épocas, con discursos furiosos, violentos, que luego traicionaron a un verdadero izquierdista como Alfonso Barrantes. Esa fue la primera traición de los caviares en el Perú y también, fue la primera vez que dejaban ver su verdadera naturaleza oportunista y facilista.
Y como dijo Eduardo Bueno León:
“En el Perú, nuestra izquierda caviar, la conforman aquellos miraflorinos y ex estudiantes y profesores de la Universidad Católica que participaron en IU y que en su mayoría, poseídos por una inagotable arrogancia intelectual, traicionaron a don Alfonso Barrantes Lingán, ya sea disputándole el liderazgo (caso de Henry Pease) o criticándole a mansalva, destruyendo su legitimidad (caso del PUM), o practicando el oportunismo, tratando de "terciar" entre corrientes (caso de los cristianos de izquierda como Rolando Ames).”
Sobre los pijos caviares
Pero, para existir una clase política de izquierda caviar que se cimenta cada vez más, es obvio que existen esbirros a quienes se les puede atribuir el apelativo de “caviar” o “caviares”, sujetos que tiene ciertas características en común con los cuales se les puede definir de una u otra manera.
Seamos sinceros, ser caviar en el Perú es una moda, de lo contrario la actual alcaldesa de Lima, Susana VIllará, “La Tía Bacán” nunca hubiera llegado al sillón municipal, ser caviar es la modita de decir que durante los 20 años de terrorismo el Estado fue lo peor, que los militares son la peor escoria de dicho conflicto, cuando se olvidan que quien inició la guerra fueron los comunistas de Sendero Luminoso y el MRTA, y que fueron ellos quienes, superiormente, eliminaron a muchas miles de más personas.
Hablando de estúpidos y arrogantes
El esbirro caviar no pasa de los 30 años, y si lo pasa, es más que demostrable que hace lujo de una estupidez bastante admirable (por el simple hecho de seguir pensando, a su edad, de manera tan estúpida) es un chico universitario, influido, más que todo por los libritos que sus profes les recomiendan, llenos de teoría sociológica (la cual no es mala, pero es como el estereotipo de aquella niña que llega a la juventud tras haber leído toda su vida novelitas pijas de amor), mucha conversa revestida de una falsa intelectualidad que pocos llegan a tener, por no decir que ninguno de ellos.
El caviar es arrogante, cree tener la razón en todo, cree ser un sujeto intachable, probo, muy consciente junto a los que piensan como él, el caviar dice ser tolerante, pero cuando opinas diametralmente diferente a este, reacciona con imprudencia, con intolerancia (y eso que ellos pregonan ser demócratas y tolerantes a capa y espada), incluso al punto de llegar a insultos y diatribas que distan mucho de aquello que dicen creer y “practicar”. El caviar ve la realidad como es, el resto son “colonizados” por el sistema, son “fachos” intolerantes, son neoliberales “¡ay no, el cuco!”
Lo que se puede decir acerca del que mucho habla sin decir nada
El caviar es un sujeto que se jacta saber más que tu, es un intelectual grumoso, que mucho habla, mucho comenta, pero poca solución expresa. El caviar dice ser alguien con conciencia, alguien que siempre tiene la pose de decirte una verdad oculta, una revelación, un conocimiento que el resto desconoce, más sin embargo, el caviar es, por lo general, un sujeto que desconoce la historia del mundo, la historia de los procesos sociales, salvo los que sus profesores de universidad le han contado o sus amigos seudo rebeldes.
Lo que es escaso en muchos
El caviar es un ser extraño. El caviar dice tener conciencia social, dice salir a marchas a protestar contra los violadores de derechos humanos, contra las injusticias del neoliberalismo; pero luego andan consumiendo alcohol, drogas y diversiones burguesas típicas del sistema que tanto dicen odiar. Sumado a ello, el caviar se muestra indiferente a otros problemas del país como, digamos, la desnutrición, las sequias, problemas como el maltrato a otras personas, el abuso a menores, tienen una capacidad por indignarse tan hipócrita que viven en una cruzada sin ton no son por la “dignidad” pero, sin embargo, se olvidan o hacen de lado problemas aún más graves en una sociedad.
El caviar es un ser tan poco interesado en aprender algo más de aquello que no sea parte de su entorno que la mayoría, ignorantemente, aduce que el término caviar fue acuñado por los esbirros del fujimorismo cuando lo que deberían aprender es que este término proviene de la década de de los 80´s del siglo pasado, para diferenciar a esa izquierda que llegaba con Francois Miterrandt al poder con un discurso que distaba mucho de su nivel adquisitivo y de las clases sociales de donde provenían, de allí surge el “gauche caviar” o “gauche champagne”. Y ¿por qué el caviar? Por ser este un alimento de altísimo valor, inaccesible para las clases populares y que estos políticos decantaban en sus visitas en la Unión Soviética, donde era de consumo cotidiano este manjar. (a que la mayoría no se sabían esa) lo que derivó en “izquierda champagne” o “izquierda caviar”
¿Quién dijo “revisionismo”?
El caviar es un traidor de la izquierda, el caviar no es un izquierdista, no tiene una convicción real, tan solo un espíritu seudo rebelde que lo llevó a tomar como jugando ciertas posturas que no condicen con un verdadero compromiso con su país, con su sociedad, con su entorno. Creo que nadie puede negarles las buenas intenciones, pero su testarudez, su falta de sentido autocrítico, su necesidad de sentirse mejores que los demás, su intolerancia con quienes no opinan como ellos su doble discurso, así como su doble moral tanto en la teoría (lo que se llenan la boca hablando) como en la práctica (sus actos en sus vidas diarias), sus vicios y diversiones en la sociedad y sistema que dicen odiar, no hacen sino descalificarles de cualquier actitud crítica, aunque ellos propugnen por todo lo contrario.
Al final de cuentas
Al final de cuentas, no es la intención de quien escribe generar odios, pues creo que es justo expresar lo que uno piensa, ellos lo hacen para quienes no comparten sus “ideas”, un feedback en ese sentido es más que correcto. Aunque estoy consciente que a quienes lean y sean, en tal sentido, “sensibles” les parecerá un artículo digno de un ignorante, de un intolerante (yo al menos admito que soy intolerante con ciertas cosas, no juego a ser moralista), de un fascista, pero de suceder eso, solo confirmará lo que en líneas arriba grafico. Con todo, es menester construir una nueva clase política que esté más allá de los estereotipos de este de sectores políticos, ni de derecha ni de izquierda que están, francamente, anquilosados en viejas rencillas del pasado, en viejos estigmas; la izquierda, el socialismo, los progres, son lacras, es la verdad, pero la derecha conservadora, poco desarrollista y muy avejentada es, por decirlo menos, parásita. Y eso, lo vemos ahora, ya no lo necesitamos.
Un tufillo del Mar Caspio (a modo de pequeña gran introducción)
Bien es sabido que los políticos que hacen la llamada izquierda caviar provienen de las clases privilegiadas de la sociedad peruana, son aquellos que en los años 80 jugaban a ser revolucionarios mientras regresaban en sus carros de ၃ltimo modelo a sus casas y/o departamentos de unos de los distritos exclusivos de Lima. Esos de aquella época son los mismos que hoy, repartidos en agrupaciones mediocres y otra con falsos revolucionarismos anquilosados salen hoy a mostrar una cara soft, pero aún tratando de hacer creer a los incautos que siguen siendo rebeldes, cosa que nunca ha sido cierta, aunque si es cierta que siguen viviendo bien y que no les interesa aquello.
Son los mismos políticos pitucos rebeldoides que hoy hablan, que se sienten muy fuertes, enquistados en organizaciones mediocres que aspiran a mucho, en organizaciones no gubernamentales que financian sus amigos del extranjero o algún país súper capitalista. Son aquellos que dicen representar a la izquierda del nuevo siglo, cuando son unos traidores de la peor calaña de su propia ideología, de aquella que decían profesar, de la que se valieron para hacer turismo y libritos de medio pelo por los países socialistas cuando este aún se encontraba por el mundo, más cuando las cosas comenzaron a revertirse renegaron de ello, nombrando dictaduras a países que les dieron buenos viajes, buenos alojamientos en hoteles de cinco estrellas, la mejor comida, hermosos paseos para luego darles ese espaldarazo digno de lo oportunistas que siempre han sido estos caviares.
Esos son aquellos que lideran la izquierda caviar en Latinoamérica, es la moda política de este nuevo siglo, pero ¿qué han hecho estos por sus países? Tan solo hablar, hablar y hablar, victimizar a cualquiera que sirva a su causa de desprestigio, y satanizar a todo cuanto represente el Estado. Eso sucede en el Perú y salta a la vista.
En este país la clase política caviar está representada por sujetos todos de familias pudientes como Javier Diez Canseco, Henry Pease, Nicolas Lynch, Ricardo Lets, sujetos tan radicales en sus épocas, con discursos furiosos, violentos, que luego traicionaron a un verdadero izquierdista como Alfonso Barrantes. Esa fue la primera traición de los caviares en el Perú y también, fue la primera vez que dejaban ver su verdadera naturaleza oportunista y facilista.
Y como dijo Eduardo Bueno León:
“En el Perú, nuestra izquierda caviar, la conforman aquellos miraflorinos y ex estudiantes y profesores de la Universidad Católica que participaron en IU y que en su mayoría, poseídos por una inagotable arrogancia intelectual, traicionaron a don Alfonso Barrantes Lingán, ya sea disputándole el liderazgo (caso de Henry Pease) o criticándole a mansalva, destruyendo su legitimidad (caso del PUM), o practicando el oportunismo, tratando de "terciar" entre corrientes (caso de los cristianos de izquierda como Rolando Ames).”
Sobre los pijos caviares
Pero, para existir una clase política de izquierda caviar que se cimenta cada vez más, es obvio que existen esbirros a quienes se les puede atribuir el apelativo de “caviar” o “caviares”, sujetos que tiene ciertas características en común con los cuales se les puede definir de una u otra manera.
Seamos sinceros, ser caviar en el Perú es una moda, de lo contrario la actual alcaldesa de Lima, Susana VIllará, “La Tía Bacán” nunca hubiera llegado al sillón municipal, ser caviar es la modita de decir que durante los 20 años de terrorismo el Estado fue lo peor, que los militares son la peor escoria de dicho conflicto, cuando se olvidan que quien inició la guerra fueron los comunistas de Sendero Luminoso y el MRTA, y que fueron ellos quienes, superiormente, eliminaron a muchas miles de más personas.
Hablando de estúpidos y arrogantes
El esbirro caviar no pasa de los 30 años, y si lo pasa, es más que demostrable que hace lujo de una estupidez bastante admirable (por el simple hecho de seguir pensando, a su edad, de manera tan estúpida) es un chico universitario, influido, más que todo por los libritos que sus profes les recomiendan, llenos de teoría sociológica (la cual no es mala, pero es como el estereotipo de aquella niña que llega a la juventud tras haber leído toda su vida novelitas pijas de amor), mucha conversa revestida de una falsa intelectualidad que pocos llegan a tener, por no decir que ninguno de ellos.
El caviar es arrogante, cree tener la razón en todo, cree ser un sujeto intachable, probo, muy consciente junto a los que piensan como él, el caviar dice ser tolerante, pero cuando opinas diametralmente diferente a este, reacciona con imprudencia, con intolerancia (y eso que ellos pregonan ser demócratas y tolerantes a capa y espada), incluso al punto de llegar a insultos y diatribas que distan mucho de aquello que dicen creer y “practicar”. El caviar ve la realidad como es, el resto son “colonizados” por el sistema, son “fachos” intolerantes, son neoliberales “¡ay no, el cuco!”
Lo que se puede decir acerca del que mucho habla sin decir nada
El caviar es un sujeto que se jacta saber más que tu, es un intelectual grumoso, que mucho habla, mucho comenta, pero poca solución expresa. El caviar dice ser alguien con conciencia, alguien que siempre tiene la pose de decirte una verdad oculta, una revelación, un conocimiento que el resto desconoce, más sin embargo, el caviar es, por lo general, un sujeto que desconoce la historia del mundo, la historia de los procesos sociales, salvo los que sus profesores de universidad le han contado o sus amigos seudo rebeldes.
Lo que es escaso en muchos
El caviar es un ser extraño. El caviar dice tener conciencia social, dice salir a marchas a protestar contra los violadores de derechos humanos, contra las injusticias del neoliberalismo; pero luego andan consumiendo alcohol, drogas y diversiones burguesas típicas del sistema que tanto dicen odiar. Sumado a ello, el caviar se muestra indiferente a otros problemas del país como, digamos, la desnutrición, las sequias, problemas como el maltrato a otras personas, el abuso a menores, tienen una capacidad por indignarse tan hipócrita que viven en una cruzada sin ton no son por la “dignidad” pero, sin embargo, se olvidan o hacen de lado problemas aún más graves en una sociedad.
El caviar es un ser tan poco interesado en aprender algo más de aquello que no sea parte de su entorno que la mayoría, ignorantemente, aduce que el término caviar fue acuñado por los esbirros del fujimorismo cuando lo que deberían aprender es que este término proviene de la década de de los 80´s del siglo pasado, para diferenciar a esa izquierda que llegaba con Francois Miterrandt al poder con un discurso que distaba mucho de su nivel adquisitivo y de las clases sociales de donde provenían, de allí surge el “gauche caviar” o “gauche champagne”. Y ¿por qué el caviar? Por ser este un alimento de altísimo valor, inaccesible para las clases populares y que estos políticos decantaban en sus visitas en la Unión Soviética, donde era de consumo cotidiano este manjar. (a que la mayoría no se sabían esa) lo que derivó en “izquierda champagne” o “izquierda caviar”
¿Quién dijo “revisionismo”?
El caviar es un traidor de la izquierda, el caviar no es un izquierdista, no tiene una convicción real, tan solo un espíritu seudo rebelde que lo llevó a tomar como jugando ciertas posturas que no condicen con un verdadero compromiso con su país, con su sociedad, con su entorno. Creo que nadie puede negarles las buenas intenciones, pero su testarudez, su falta de sentido autocrítico, su necesidad de sentirse mejores que los demás, su intolerancia con quienes no opinan como ellos su doble discurso, así como su doble moral tanto en la teoría (lo que se llenan la boca hablando) como en la práctica (sus actos en sus vidas diarias), sus vicios y diversiones en la sociedad y sistema que dicen odiar, no hacen sino descalificarles de cualquier actitud crítica, aunque ellos propugnen por todo lo contrario.
Al final de cuentas
Al final de cuentas, no es la intención de quien escribe generar odios, pues creo que es justo expresar lo que uno piensa, ellos lo hacen para quienes no comparten sus “ideas”, un feedback en ese sentido es más que correcto. Aunque estoy consciente que a quienes lean y sean, en tal sentido, “sensibles” les parecerá un artículo digno de un ignorante, de un intolerante (yo al menos admito que soy intolerante con ciertas cosas, no juego a ser moralista), de un fascista, pero de suceder eso, solo confirmará lo que en líneas arriba grafico. Con todo, es menester construir una nueva clase política que esté más allá de los estereotipos de este de sectores políticos, ni de derecha ni de izquierda que están, francamente, anquilosados en viejas rencillas del pasado, en viejos estigmas; la izquierda, el socialismo, los progres, son lacras, es la verdad, pero la derecha conservadora, poco desarrollista y muy avejentada es, por decirlo menos, parásita. Y eso, lo vemos ahora, ya no lo necesitamos.
1 Blasfemias:
Muak
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