Octubre ha sido un mes bastante movido, un mes en donde por diversas razones, este redactor se ha visto obligado a no publicar nada, y es verdad.
Lo primero a destacar son los asuntos laborales que, aunque no quiera, se alzan en la prioridad número uno y te absorben el tiempo que no quisieras que fuese así. Un mes en el cual no he tenido ni tiempo, ni espacio, ni cuerpo, ni mente para salir, escribir, en fin, muchas cosas. Es la razón principal, de ello no hay duda.
La segunda no es otra sino si no mis estados de ánimo, siempre volátiles, siempre cambiantes, no inestables, pero si alterables, volubles, fugaces, nada eternos, nad
a perennes. Puede decirse que octubre coincidió con mi habitual depresión, esa que nunca falta, que siempre está allí para hacerme recordar quien soy; y la otra son esos estados sentimentales, subliminales que se meten en los pensamientos y emociones, o esas reacciones instintivas que uno realiza sin pensar o medir, pero se dan y punto, hieres a uno a dos, a cercanos y lejanos y no te diste cuenta de ello, sin intención, sin premeditación, pero no hay vuelta que darle, solo decir las cosas como son, disculparse, cargar con la culpa y seguir adelante. Golpearse el pecho todos los días y sentirse miserable hasta el cansancio no ayuda, por el contrario, estorba. No se si alguno de mis poquísimo lectores entienda esto último, pero que más da, si les ha pasado, a lo mejor lo entiendan, si no, pues ya lo experimentarán.
Pero bueno, el asunto de este pequeño post no es hacer un monólogo de cosas que no estoy interesado en relatar ni explicar, mucho menos un mea culpa pues no la tengo. Solo una explicación del por qué la ausencia. Sin embargo, no tengo ganas de escribir, estoy cansado, me siento mal, fatigado, extenuado, sin fuerzas, sin ganas, de ratos hasta asexuado; quiero dormir o perderme en mis adicciones o penurias (y eso no es dicho a modo poético o subliminal). Y ya no quiero escribir.
Antes pensaba que no escribir en este blog era una muestra de desatención, no tanto para los “lectores” pues no me importan mucho, más con el hecho de m
antener un blog en pie, después de tres años, creo que sería una falta de respeto a este espacio que pude construir (una de las pocas constancias en mi vida) malo que bueno, con las cosas que a mi me interesaban desde un punto de vistas personal.
Ahora creo diferente. Creo que escribir es importante, pero cr
eo que no es el único medio de mostrarle respeto y dedicación a este espacio. Y eso es precisamente lo que deseo hacer, dejar de escribir (porque por ahora no me nace hacerlo) pero informar con otros medios (para eso bien sirven, enlace, videos, etc, etc, etc.)
Ser blogger no es solo una moda como muchos la toman. En los personal, ser blogger tiene cierta responsabilidad, sobre todo con qué publicas, cómo lo publicas y cuáles son los periodos de publicación, de lo contrario, esto termina siendo un trend que muchos cogen pero pocos continúan.
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