Titular Rebelde

martes, 4 de marzo de 2008

Un país que se debate entre la violencia, la mediocridad y una labor que debiera aspirar a revolucionar más que a comunicar.
El Perú, es un país rico, hermoso, variopinto, convulso y curioso. Esta nación se bate entre la riqueza de su naturaleza, su glorioso y hermoso histórico pasado, y las tormentas de su conflictivo presente.

Perú, es la acepción de la diversidad, de la gran tragedia de este teatro que es el mundo de los pueblos que, con el paso del tiempo se duermen sobre un banco repleto de oro. Es de admirar su destreza y su tristeza. Yo soy peruano; al igual que el indio, el negro, el mestizo, el blanco, el chino y el selvático. Todos formamos el inmenso mar humano que cuatro letras dignas adornan el drama de nuestra geografía.

En el Perú de hoy, no hay cabida para los tibios, se es frío o se es caliente; el Apocalipsis dice “a los tibios los vomitaré”; el país a los tibios y conformes los vomitará, vomitará con el único asomo de repudio que pueda dar: el olvido, la indiferencia, la alienación, el descuido y la destrucción.

Ser periodista en un país como el Perú, no es la mera titulación y el mero hecho de salir a las calles a reportar lo que pasa…… No.

El compromiso del periodista en el Perú, es todo un drama pues, cual guerrero Inca le toca conquistar y ordenar a su pueblo con la palabra y la pluma. Es un chasqui no de un autócrata emperador, es un mensajero, un súbdito y un vasallo de la más grande de las glorias: La Revolución Social.

Pero invasores salvajes, como la decidía, modismo y poses importadas, conversaciones bizantinas y draconianas felonerías abordan a los periodistas de ahora, a los insulsos estudiantes de esta profesión que viven para los cursos y no para contribuir, pues, a la instrucción de sus alicaídos cerebros.

Entender al Perú, es un poco conocer el mundo. La cultura que se encuentra no es nada desdeñable a la de otras naciones. Un europeo puede venir y no entender las maravillas que aquí se dieron, y que se siguen dando; su pragmático racionalismo no se lo permite. Pero, para el peruano, el desarrollo de su cultura y su tradición se encuentra en lo netamente irracional, y es, por ello, que se han podido cimentar sin la necesidad de haber conocido la ciencia, de no haber parido la escritura. Para el antiguo peruano esto no era necesario, porque su conocimiento está mucho más allá de lo lógico y lo racional.

Por eso, el periodista, debe ver a su oficio más que como un instrumento, un arma, que desea generar violencia, esa violencia que proviene de la toma de conciencia, del hartazgo hacia el aletargamiento mental en que se encuentran hoy las personas, desprovistas de toda mentalidad y llenos de mucha materialidad.

Pero cuidado con caer en tentaciones de poder, porque es mentira que nuestro oficio sea el cuarto poder. El periodismo que aspira a destruir y construir una nueva sociedad debe estar apartada de todo poder pues, en tanto más cerca de la casta dominante más sumisa, corrompida y superflua se vuelve el oficio de informar y orientar.

La misión no es la de dar a la gente lo que esta quiere, ni tampoco de darle lo que pensamos es necesario que sepan. El hecho está en mostrar la realidad, positiva y negativa pues, desvirtuarla hacia uno de estos polos genera sociedades ilusas, desprovistas de capacidad de discernir, sirviendo al poder (de manera indirecta tal vez) porque a lo que se encuentran en las altas esferas saben que un pueblo ignorante e iluso es de fácil moldeabilidad, pisotearlo y estos no protestará. Pero temen que el pueblo se instruya sepa cómo han sido las cosas en realidad pues a estos les será difícil reprimirlos y orientarlos para sus propios fines.

No es en vano decir que, como arma, el periodismo debe herir, pero debe herir a la mentira, a esa mentira que se cierne ahora como la única verdad, y que, es tarea nuestra, destaparla, destruirla y hundirla generando la verdadera revolución que desde hace tiempo nuestro país reclama.
N.A.: Este texto fue escrito a mediados de noviembre o diciembre del 2006 que por diversas razones tenía un título distinto. Me he tomado la molestía de hacer algunas correcciones y, del mismo modo agregar párrafos para hacer más coherente su entendimiento. Así mismo, el subtítulo de este escrito fue elaborado para fines de este blog.


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