

La Teta Asustada, es la segunda obra de esta joven cineasta que cuenta con tan solo 32 años y en ella relata la historia Fausta (interpretada por Magaly Solier), una niña que vive en las serranías del Perú. Ella sufre de un extraño mal; tienen un miedo inimaginable que la hace muy callada, inexpresiva y hasta fría.

Así es La Teta Asustada, aquella que relata alejada de los típicos estereotipos al mundo andino, su cosmovisión, su manera de ser, esa eterna melancolía que parece estremecer el alma del poblador del ande se grafica en las escenas, en la trama, en el guión de esta película. Y eso fue lo que le valió para llevarse el Oso de Oro de la Berlinale, por encima de otras producciones, extranjeras, y los comerciales filmes estadounidenses quienes tienen detrás suyo la fuerte publicidad que los grandes estudios manejan. Aquí eso no valió, primó sobre todo la estructura y la visión de un buen film.
Es verdad, que el Perú es un país de modas, con una moral baja, llena de derrotas, una sociedad ávida de logros y, en este contexto, esta película insufla los ánimos y primeras planas.

En este sentido el apoyo de la empresa privada es vital para apoyar el prometedor futuro del cine peruano, que permita que nuestro séptimo arte alcance niveles de calidad, primeramente, como los líderes cinematográficos a nivel Sudamericano como son Argentina y Brasil.

Sin embargo, esto depende del grado de conciencia que las instituciones respectivas del Estado y la empresa privada tomen respecto al tema pues, un país necesita del arte para desarrollarse, no todo es libre comercio, TLC`s, tratados internacionales. Un país mide su desarrollo no solo a nivel económico, sino también a nivel intelectual, a nivel cultural, no nos conformemos con este chispazo de fama que hoy nos toca, porque, SI, eso es, UN CHISPAZO. Solo con la promoción y fomento de nuestras artes estaremos compitiendo en todos los lugares y al mismo tiempo enriquecer nuestra identidad y nuestro orgullo de ser peruanos.