Las sinuosas formas de una decepcionada frustración

domingo, 27 de febrero de 2011


No hace mucho que acabo de despertar cuando la noche aún está distante de alejarse, hay un susurro extraño que recorre toda la estancia que conforma mi cuarto, y una canción tan bizarra como “down by the river” que funge como guía hacia sensaciones siempre conocidas, pero siempre desesperantes.

Esta es una noche cuando despertar es más parecido a un ensueño que a una realidad del mundo que me rodea. Es cuando uno se siente como voland
o sin estarlo, cuando todo se escucha como lejano, como si viniera de una gran distancia, con ecos poco audibles, poco entendibles, mucho menos perceptibles.

Estoy algo vacío, estoy algo frustrado, me siento como si hub
iese tenido una “mala pasada”. Hoy me desperté para leer algo que azuzó la pena inmolada que a muchos ratos suele tocarme la puerta para hacer una visita de doctor insano y otras tantas como un huésped de prestancia.

Estos días transcurrieron, de pronto, como si hubiesen sido siglos de infructífera evolución. Tu puedes tocarme y sentir que ellos fueron aciagos, desesperados, desvelados, pero llenos de esos pensamientos que avivan el pensamiento cuando el cuerpo pi
de a gritos el reposo de una vitalidad decadente.

Esta noche aún incompleta abrí los ojos, leí algunos comentarios y comencé a darme cuenta que he sido un tonto, que soy el imbécil que mi ilusión permitió generar, de solo pensarlo me siento culpable de todo aquello que pensé con la ingenuidad
de aquél infante que es timado por las palabras bonitas de sus padres. Yo no creo en mi infancia, tampoco en sus palabras, más sin embargo, por alguna razón, siempre regreso, como si tuviera algo en mi memoria, en mi percepción, en mi intuición que me diga que debería seguir creyendo.


Este post no tiene nombre ni género pero si la fragancia de lo que es
su imagen y esencia.

Quizás es que nadie supo decirme las cosas, no, seguramente es que no fui un sujeto racional que suelo ser en la gran mayoría de cosas, y la racionalidad no tiene que ver con el cientificismo barato ni la lógica de lo entendible, sino con la acción consciente de pretender conocer aquello que uno siente o cree. Pero no fue así, y es que hay cosas en la vida que escapan a la comprensión y entendimiento, inclusive, de uno mism
o.

Existen tantos días en los que la sensación de sentir insensibilid
ad me embriaga, pero solo resulta ser aplacada bajo la idea que la vida sería efímera y fútil si esto fuera así pues, toda existencia se nutre de la ambivalencia natural del mundo que vemos como del que percibimos siendo el dolor, la frustración, la pena y tantas cosas más vistas por el resto como algo MALO, cosas esenciales en todo camino, en toda decisión, en todo desempeño, en todo amor. Más aún, cuán difícil resulta ser humano, vivir en la Tierra y tratar de vivir en ambivalencia constante sin verse tentado a desearse para si mismo todo lo mejor del mundo.

Esta noche aún si atisbo a terminar, se que afuera en las calles la
gente sigue transitando indiferente al que pueda estar detrás o al costado, no tanto porque anden apurados, mas si porque están tan conscientes que solo ellos importan que no tienen idea que otros puedan albergar las mismas ideas egoístas que ellos. Yo también soy egoísta, como los demás, de lo contrario, este post no tendría razón de ser. Hasta la frustración provenida de la decepción puede ser un reflejo de la naturaleza aislada del hombre moderno.

Esta chispa que originó mi despecho sirve como ese fuego que se extiende por la pradera sin dificultad, haciendo brotar emociones que trascienden al sentimi
ento original, la motivación que da vida a esto se condensa con otras tantas que solo esperan un momento, una oportunidad, una luz por la cual poder escapar hacia fuera con la intención de explotar para nuevamente volver a anidar. Es un ciclo que se repite cientos y millones de veces, sabes, se que así pasará, entiendes, entiendo que es algo natural, pero no puedo da fe que sea algo, simplemente, que no me produzca mal.


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