YO: ¿Pirata?

viernes, 1 de agosto de 2008

Piratas en el Caribe Brasileño

El Chavo es un “amigo” que conozco desde hace siete años. Entonces, yo era virgen, pitín en el consumo de música (por medio de cassettes y sobre CD`s) cuando me acerqué a ese polvoriento centro comercial al que todos le dicen “Galeras” para simplificar el nombre de “Galerías Brasil” debido a la avenida del mismo nombre en la que se encuentra ubicada.

Siempre he sido tímido para pedir cosas, en especial en las que soy un novicio (jeje) así que pedí la compañía de mi primo Gary ya que él había ido algunas veces a dicho centro comercial.

Era el primer piso, uno de los primeros stands si se entra por la puerta que da a la avenida Brasil (la otra puerta es paralela, en la avenida Garzón) El sentimiento me abrumó, ver esa diversidad de puestos con todo tipo de música, polos en su mayoría negros con figuras que en muchos casos no hicieron más que escarapelar mi piel trigueña. Y allí estaba él con el pelo largo casi hasta la cintura, un polo negro, un pantalón jean clásico, sus ojos medios caídos y una barba medio tupida.

No recuerdo cuál fue el diálogo exacto, pero si que tenía una necesidad musical, perversa, morbosa y única de poseer un cassette “original” de TOOL, Lateralus y Aenima. Algo taimado como soy pregunté si los tenía y claro, me dijo que sí de inmediato, era lo que sonaba por esos lares recientemente. Sin embargo, me di cuenta de algo, ese no era un original, era una copia. Seamos directos, una pirateada.

Ver eso me desanimó, no porque fuese pirata, sino porque no era lo que yo esperaba dentro de mi mentalidad de opción del producto deseado.

Tratando de disimular mi desánimo le dije “uhm, voy a dar una vuelta si no me regreso” Creo haber dicho. Es un recuerdo difuminado. Pero lo que si recuerdo es el rostro del Chavo como diciendo “Ya, huevón, bastante que vas a regresar”

Le decía a mi primo que no era posible que no hay un “maldito” cassette original de TOOL, y en efecto, no la había, no hallé ninguno en las putas “Galeras”.

Desesperado por mi ansia de consumo, mi deseo inicial cedió paso a mi resignación y decidí ser leal a mi primera opción, el Chavo, y me dirigí a su stand regresando al primer piso. Su rostro pareció sorprenderse cuando me vio regresar y no me lo ocultó “Pensé que ya no regresarías”.

El resto es historia. Compré los dos cassettes. Tiempo después volví a visitar al Chavo y no lo encontré en el primer piso, sino en el segundo, donde permanece hasta el día de hoy donde posee ya tres tiendas, todas cercanas a la primera.

Pronto, ya no consumiría cassettes, sino discos, Debo decir que en mi ínterin de comprar música, el 85 por ciento de dichas adquisiciones provienen del Chavo, otro 13 al tipo que vende los originales en la tienda “Music Sound” (también en “Galeras) y el resto en otras tiendas de discos.

Piratería S.A.

El relato del Chavo y los últimos párrafos, más allá de ser el relato sobre una necesidad de compra tiene la intención de demostrar un hábito que, al menos en el Perú, es muy practicado: el consumo de material pirata.

La acción que yo realicé en “Galeras” es algo que millones de peruanos hacen de una manera u otra diariamente y es este negocio, que es considerado de ilegal, el que en muchas maneras es uno de los tantos factores que los músicos peruanos se vean en muchas maneras imposibilitados de hacer carrera en su nación.

Es cierto que la ley nacional e internacional sanciona a la piratería en todas sus formas y expresiones. De alguna manera es una ley justa para evitar que el trabajo y la producción no lleguen a los autores sino a terceros que nada tienen que ver con dicho material.

Pero, una de las causas de que exista este mercado ilegal (de más decirlo informal) es porque existe una gran demanda de este tipo de productos. Pero ¿por qué se da este fenómeno a parte de la demanda?

Pues, creo que es porque el precio de dicha demanda no es la adecuada para los bolsillos de un país en “vías de desarrollo”. No está de más decir que un disco, supongamos de Nirvana o de los Rolling Stones no está menos de treinta soles, es decir de cuarenta para arriba, y esto varia (el criterio que se usa para esto lo desconozco, pero sin duda existe) Pero vale hacer la acotación que esta valoración monetaria la hago de la tienda donde compro los originales donde, ciertamente, están mucho más cómodos que en otras tiendas de “Galeras”

Peruchos contra los Francis Drake lorchos

A pesar de estos exorbitantes precios de la industria musical los músicos peruanos, por medio de instituciones y organizaciones tanto competentes como pertinentes han conciliado reducir el precio de sus producciones para así hacerlas más accesibles al público deseoso de consumir un material original y sobre todo para contrarrestar el avance de la piratería que, de muchas maneras es uno de los causantes que el negocio de la música en el Perú sea por amor al arte o de lo contrario para quienes poseen los medios para hacerlo.

Y otra ves, cuando me doy cuenta de todo esto me veo a mi mismo y me doy cuenta que he cometido delito casi más de cien veces (que es un aproximado de los discos que poseo) pero debo confesar que de ellos solo uno de esas copias es de un grupo nacional. Es menester de este servidor decir que las bandas peruanas que poseo las he conseguido de manera legal porque, de cierto modo, creo que es aceptable que se incurra en adquirir material pirata (en el caso de la música) de las bandas foráneas por lo mismo de lo elevado de sus precios. Otra es la historia y el sentido ético cuando de producción nacional se trata que, seamos francos, tienen precios accesibles, quizás por allí algunas banditas o solistas se esmeren en cobrar igual que un material extranjero, pero salvo estas excepciones (un poco incómodas por de más) he visto ofertas desde cinco hasta veinte soles, lo cual que da la posibilidad al consumidor de ingerir un producto nacional con regular frecuencia.

Perfil de un Corsario infraganti

De algún modo u otro, el Chavo no me parece un criminal, a pesar que lo que hace no sea legal, ni los otros tantos que venden ya sea en la Galerias, Quilca u otros puestos. Para mí, desde mi perspectiva (que tal vez no se la correcta) ellos satisfacen una necesidad de un sector amplio de la población, de Lima específicamente, los jóvenes cuyas edades varían entre los 12 hasta, digamos, los adultos de 40 (he visto muchos en mis asiduas visitas a dicho emporio comercial) pertenecientes a todos los sectores, pero para hacer al más específico, segmentado diría que al sector B y C, es decir lo que se solía como la clase media, la mayoría de Lima Vieja, Lima Moderna y el Cono Norte (Comas y los Olivos principalmente) cuyos ingresos, ya sea de sus padres o propios podría estar entre el sueldo mínimo hasta los tres mil soles, probablemente.

Teniendo este “perfil” en cuenta, es obvio que les resultaré mucho más accesible comprar un producto pirata, que a lo mejor tenga la misma calidad de grabación que un original (lo único malo es que no tenga un libro que ojear) y a un precio ocho veces menor, resulta una opción predecible; en tanto que el producto original será cosa de un lujo de tiempo en tiempo al que le caería bien la siguiente frase, una que he escuchado constantemente “que tenga algo de dinero para darme ese lujo……”

¿El golpe a la Isla del Tesoro?

Yo entiendo a los artistas que están en su derecho, a los políticos y juristas en sancionar este embrollo, es lo legal, así lo estipula la ley y quita, o mejor dicho, deja sin trabajo a los valores nacionales. Las críticas abundan, siempre las habrá, es algo que el peruano sabe hacer muy bien sin dar una receta para remediar la epidemia de la piratería; ya hemos visto que los músicos peruanos han dado un primer paso reduciendo costos a sus producciones, lo cual ha tenido mucho éxito, como era de esperarse, pero eso no es suficiente.

Obviamente es un tema complejo, para el que no tengo una respuesta clara y tampoco me arriesgo a decir lo que todos “deben hacerse medidas” ok, eso esta bien ¿pero qué medidas? Esa es LA PREGUNTA que deben hacerse porque decir esto y lo otro es muy fácil, pero concretar ideas resulta muy tedioso para muchos en nuestro país.

Sea como sea, aquellas medidas que se decidan a tomar las autoridades, creo yo, deben de tener en cuenta a ambas partes, a los consumidores y a los músicos (y detrás de ellos la industria, y no al revés) pues acabar con la piratería y no crear mecanismos para optimizar costos accesibles a la población haría que decantar un buen disco sea una experiencia de clase mas no un trance hacia otra dimensión.

Tampoco no es todo responsabilidad de las instituciones, sino de la población que esté dispuesta a tomar conciencia de aquello que deben hacer a pesar que para muchos esto de la piratería sea un mal necesario que no nos preocupamos en analizar, pero es cuestión de ética, sensibilidad, responsabilidad y ánimos de desarrollo proponérnoslo.

Good Bye, Chavo y Danke Shon!!!!

En esto, es casi imposible que los piratas no caigan y con ellos mi amigo el Chavo, pero supongo que para entonces habrá abierto una tienda de venta de discos originales lo cual se ha vuelto una nueva meta en su floreciente negocio el que, no lo niego, me da gusto que le vaya de la puta madre. A veces recordamos viejas épocas cuando visito su stand siendonos imposible no recordar aquella ocasión en mayo del 2001 cuando nos conocimos y todo da vueltas una, dos, tres y N veces más no pudiendo contener los pensamientos sobre lo que él es, representa, que hace y cuantos otro como él, piratas (aunque siente cierta renuencia que lo vean así) se ganan la vida sacándole la vuelta a sus ídolos de posters, videos, camisetas y revistas cada día, todos los días desde que el sol se levanta hasta que decide negarnos sus halos ultravioletas siendo al final tan humanos a pesar que algunos los vean como unos francos bastardos….


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