Underdog (hoy nada me sabe igual)

martes, 30 de marzo de 2010


Hoy es de esos días que abro los ojos después de haber dormido y tener la sensación que tan he parpadeado unos cuantos segundos.

La extraña naturaleza de estar despierto pero totalmente desconectado, mientras que al fondo, alrededor, adentro y afuera todo, si, todo, se oye con ecos distorsionados, como si estuviera en ácido.

Es en esos días ásperos cuando mi alma divaga entre la insolación mental y los deseos subcutáneos de tener algo, alguien a quien poder corromper, desdichar, aplastar, acariciar, besar.

No entiendo, por lo general ignoro todo y a todos, a pesar que ellos piensen que me conocen, no lo hacen, no es que muestre una careta, es solo que a mí no gusta parecerme tanto a los demás.

Cuando estoy sentado, si, carajo, si, en esos días de obnubilada desazón mental, me doy cuenta que estoy frente a un negro ordenador, como si su color y lo opaco de su pantalla quisieran marcarme la vida con su negritud, su aparente y perenne sentido de estaticidad, de estancado, como esas viejas ideologías y credos que no pueden ir más allá.

Todo es real, coño, carajo, mierda, la puta que los parió a todos, si, esto es real, pero ¿qué diantres es la realidad y qué puta es la verdad? A veces creo saberlo, definirlo así como entiendo los amaneceres de agosto nublados y los ocasos de verano frente al mar de Chorrillos; y otras, no se que son, pues siento que todo es tan relativo y me veo como un punto diminuto de arena en ese arenal que es el conocimiento humano.

Hoy apesto a decadencia, esa decadencia que hoy me lleva a digitar como maniaco después de haberme metido una paja, comer dos panes, un anís, poner mi culo sobre esta silla al lado de mi computador, abrir el bendito-maldito Word, encender el DVD y colocarme con unas canciones de los “surfistas del orto” (tradúcelo al inglés, no me da la gana de pasarte el dato de una cutre banda underground) que me llena de ira, pero por alguna razón esa canción, ¡mierda! esa perra canción me sirve ahora como fuente de “inspiración”.

Jamás me gustó el verano, aunque creo que miento cuando digo esto, pero los ocasos del verano siempre fueron de mis preferidos. Aún extraño mirarlos y sentir esa sensación abrumadora, ambigua que se da desde que el mundo es mundo, en que la noche se impone a la luz matinal del astro rey…Eso es el ocaso, el ocaso del día, el triunfo de la oscuridad.

El olor de la lluvia me recuerda esas épocas cuando el cielo era celeste y las nubes copos de nieves que creía poder alcanzar y devorar. El agua correr por las calles de esa ciudad, inundar las aceras, mojar mis zapatos, calar en mis medias, helar mis dedos, encoger mis huesos. Este dolor, ese olor ¡demonios! Ese olor me tranquiliza, calma al Nosferatu en busca de redención en mi interior.

No me veas llorar, porque no me gusta hacerlo delante de ti; la procesión me resulta más romántica y fatídica si se lleva por dentro, será por eso que me fascinan las cosas románticas, barrocas e hiperbólicas; esas expresiones exageradas, estridentes, extensas, sicodélicas, subliminales hasta el punto de quiebre, tan cargadas de emociones dilatadas queriendo explotar, sulfurar todo cuanto pensé que eran.

Cada vez que me dirijo a mi trabajo, un tanto con sueño, un tanto con el pene tieso hacia la izquierda o derecha, miro las árboles que se abren ante mi mientras estoy inmerso, encorvado, aunque sentado, en esa sardinera que todos llamamos “combi” y, me siento tranquilo; las hojas, su color, su olor a naturaleza incorruptible, como Robespierre, me da la calma que los estridentes y multisonoros ecos de esta urbe malsana solo azuzan mi cada vez más delgado límite entre la cordura y los destellos púrpuras de la paranoia.

A pesar de ello, la locura de los locos pareciera ser la razón en estos tiempos en que cada día me siento menos humano y cada vez más un grandísimo bastardo.

Tantas veces me siento mundano, a veces tan cercano a mi propio centro, jamás un santo, jamás un beato, pero si muy contrario a todo, no por monería típica de estos tiempos; en verdad me siento un “underdog” en su versión antropomorfa, la consecuencia de ello es la de ser un ente solitario, propenso a espasmos de ira, alegría desbordada seguida de la extrema unión del sonido mudo, el mal humor y otras centellas que me aburre detallar.

No soy más que nadie, nadie es más que yo, no soy nadie pero soy todo, no se si vivo pero se que existo, no entiendo al mundo pero entiendo el poder del universo, nadie me entiende yo tampoco me entiendo, soy un errante de pensamiento, un sedentario fisiológico, todo es nada, nada es todo, creo en esto, no creo en dios. Soy.

Hoy estoy en ácido, hoy estoy al borde del edificio más alto, hoy no se si logre caer o rebotar, pero si se que hoy nada me sabe igual.

No deseo volver atrás.

Dos años de Apostasía e Iconoclastía

miércoles, 3 de marzo de 2010

Una de las particularidades de mi personalidad no ha sido la constancia; dicha característica es la que me ha llevado a lo largo de mi vida a tomar grandes cosas, entusiasmarme y, al poco tiempo dejarlas por desidia, aburrimiento, entre otras.

Pero la razón de este post demuestra que eso no es del todo cierto.


Hace dos años

Cuando en 2008 surgió la idea de crear un blog me sentía a la deriva en el tema, era nuevo y a las justas había leído uno que otro espacio 2.0.

Sin embargo, eso no me impidió elaborar de manera muy precaria y empírica este blog, cuya duración ha superado, incluso, mis propias expectativas.

De eso ya han pasado, exactamente, dos años cuando el primer post se publicó en este espacio.

Pequeño Camino

No veo que “Manifiesto Bizantino” pueda ser de otra forma que un blog personal, autodidacta, guiado por la necesidad de su creador, alejado de la coyuntura pasajera; comprometido solo con la honestidad de expresar aquello en lo creo y de lo otro, lo cual desapruebo.

A lo largo de estos dos años muchos cambios se han suscitado en todos los ámbitos, tanto externos como personales (sin ser personalista) que, de alguna manera u otra se han visto plasmados en su interior. Eso me llena de profunda satisfacción. A pesar de ello, aún queda mucho por hacer.

Hoy, más que cualquier otro día es ideal para hacer de este post un “manifiesto”, un “panfleto” esclareciendo ideas y orientaciones. Y empezaré por ello:


Visión

Ante todo, reiterar mi compromiso con ser absolutamente sincero en cada publicación, fuera de los sesgos convencionales, pues para eso sirve este espacio, como ventana hacia ideas diferentes, alternativas, o como prefieran llamarles. La verdad, da lo mismo.

He notado que desde los últimos meses del año pasado, el blog se ha tornado mucho más “sesudo” en lo que se refiera a la argumentación de los temas. Particularmente creo que esto es muy positivo para ambas partes (ustedes y yo) En tal razón, solo cabe decir que en lo siguiente dicha línea, con miras a mejorarla, será un patrón.

Si bien es cierto que “Manifiesto Bizantino” contiene material y opiniones políticas, este no tiene como intención volverse una ventana política o de difusión de ciertas ideologías que propugnen poder. Todo lo contrario. Los comentarios vertidos en dicha materia corresponden exclusivamente a nociones desarrolladas por el autor (tener en cuenta que todas las ideas tienen una influencia, pero eso no implica, necesariamente, hacer apología a alguna ideología en particular)

Apóstata

Con relación a lo dicho, aprovecho para hacer mi deslinde “oficial” de todo aquello que tenga que ver con la ideología izquierdista-socialista-comunista. Ese fue un período de la vida del autor el cual ayudó mucho a su concepción del mundo, pero y viendo la realidad objetiva este tipo de ideas se encuentran en total contradicción con mi visión colectiva, individual, así como lo que yo entiendo como la “naturaleza individual del ser humano” (lo mismo que sucede con el cristianismo)


Por otro lado, rechazo totalmente cualquier aproximación dogmática con la derecha conservadora, militarista, chauvinista, pro mercado a ultranza, pues representa el camino errado para una mente que necesite horizontes nuevos e innovadores.

¿Una Ventana?

Así mismo, “Manifiesto Bizantino” es una herramienta, una ventana para expresar ideas.

En tal sentido, desde aquí respaldo todas las iniciativas de jóvenes intelectuales, artistas, pensadores y demás que aboguen, cada quien desde su ámbito, por buscar nuevos horizontes, conceptos, dinámicas y culturas capaces de contribuir al desarrollar individual y colectivo de la sociedad peruana.

Mi saludo y respeto para todas aquellas personas alejadas fáctica e intelectualmente del “mainstream”, espero sigamos en esta lucha de locos que pocos pueden lograr a entender, pero vale estar loco en un mundo donde la cordura mercantilista da rienda suelta a la automatización del ser humano en su conjunto.

Ustedes

Por último, quiero agradecer a todos mis lectores asiduos, SI, a esos cuatro que abiertamente son seguidores de este humilde espacio. Así mismo, para aquellos visitantes ocasionales a quienes espero los textos les haya servido de alguna manera, pues ese es el objetivo primordial.

Agradezco sus comentarios a favor y en contra, los cuales, por política personal no voy ni borraré, de hacerlo, se caería en el verticalismo, si vamos voy a expresarme, los demás tienen el derecho de hacerlo, aunque esto no sea de mi agrado.

Esto no hace sino demostrar el respeto hacia todas las opiniones, así como la imparcialidad que este blog intenta demostrar a través del ejemplo.

Sin más que agregar y reiterando el compromiso a mejorar cada día más esperando cumplir muchos años más les digo a todos………….
ETERNOS HAILS!!!!!


J. MorteM



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