En esta última semana, el ex presidente de la República, Alberto Fujimori Fujimori, en el proceso que se lleva en su contra por delitos de violación a los derechos humanos por los casos de las matanzas de Barrios Altos y la Cantuta dio su alegato final de defensa en el que, a percepción de la opinión pública, tuvo mucho de arrogancia y poco de reflexión.
La parte final de este proceso era la más esperada, aquella en la que el ex mandatario daría su punto de vista sobre el proceso por el que se le ha venido juzgando. No era de esperar reflexión de su parte pues, era predecible que, más que una condena a su juicio sería un alegato político con miras a las presidenciales del 2011.
Sin Remordimientos

Ante esto, el ex presidente manifestó que durante su gobierno no existió tal política, aduciendo que si hubo excesos no fueron ordenados ni ideados por su persona, todo lo contrario, la culpabilidad estaría a cargo de militares irresponsables que incumplieron las directivas dadas desde el Ejecutivo.
Del mismo modo, añadió que poco le importaba el juicio que el tribunal en cuestión le venía siguiendo pues, según él, lo importante sería el juicio (valga la redundancia) que la historia, los pueblos alejados a los que dice haber acudido, allí donde ningún presidente fue antes, le reconocerían por restablecer, el orden y la paz del flagelo terrorista de Sendero Luminoso y el MRTA. Esto no le bastó y agregó que su gobierno es considerado por mucho el mejor que muchos hayan vivido y que debido a él el Perú es lo que es ahora.
Legado

Sentencia Previa

Cabe recordar que por los delitos de violación a los Derechos Humanos la fiscalía pide una sentencia máxima de 30 años de pena privativa de su libertad, pena que es considerada por los fujimoristas como “criminal” cargada de mucho rencor político.
Haciendo Memoria: El triunfo sobre el Terrorismo
Si hacemos un poco de memoria podremos encontrar que mucho de lo dicho por el ex presidente es cierto. Como por ejemplo que al momento de llegar al poder encontró un país en la bancarrota económica, asediado por el terrorismo y la población hastiada de su clase política incapaz de solucionar los problemas del día a día producto de la hiperinflación acentuada en el primer mandato de Alan García Pérez. Eso, no hay duda alguna es verdad, y aunque seamos férreos opositores a las acciones de Fujimori, debemos reconocerle eso.

Si alguien se atreve a decir que fue obra del gobierno fujimorista, ERROR, este grupo careció de apoyo por parte del Ejecutivo pues este estaba concentrado en el replanteamiento de la estrategia contrasubversiva con las Fuerzas Armadas, en especial con el Ejército. La captura del número uno de Sendero Luminoso por parte de las Fuerzas Policiales implicó el recelo de la oficialidad militar quienes se creían llevar la vanguardia en la guerra contra el terrorismo en el Perú.
Haciendo Memoria: El rescate económico del Perú

Para entender esto, debemos remontarnos a tres años antes de la elección de Fujimori como presidente del Perú. Al famoso mitin realizado en la Plaza San Martín debido a la decisión del entonces gobierno aprista de estatizar la banca, que posteriormente nos llevaría a la bancarrota. Este movimiento liderado por Mario Vargas Llosa y el economista Hernando De Soto, ambos de ideas neo liberales, nació a raíz de ese suceso; es a partir de entonces cuando se comienza a crear una agenda nacional para reestructurar al país del desfase económico de acuerdo a los postulados neo liberales, que desde finales de los años setenta los países del mundo habían adoptado, en tanto que el Perú fue uno de los últimos en aplicarlos.
Cuando la campaña presidencial de 1990 llegó a puertas todo parecía indicar que el Frente Democrático (FREDEMO) coalición de grupos entre ellos Acción Popular, Partido Popular Cristiano y el Movimiento Libertad, dirigido por Vargar Llosa, se llevaría la victoria sin mucho esfuerzo, ya que el hasta entonces rival más cercano, Luis Alva Castro, del APRA se quedaba por detrás en un segundo lugar.

Pero lo importante es esto. En síntesis, se podía decir que Fujimori no tenía un plan convincente, un outsider, sin rumbo ideológico fijo. Es así como el conglomerado de empresarios neo liberales migran a tienda de CAMBIO 90 y proponen una alianza política en la que ellos tomarían las riendas del poder político ocupando carteras ministeriales claves para esto y aplicar el programa neo liberal planeado con Vargas Llosa.
Y eso fue lo que pasó. Fujimori no reestructuró el país económicamente, porque, sinceramente, creo que él estaba en la luna de Paita en ese asunto, su mérito radica en que supo aprovechar la oportunidad que en su momento tanto empresarios como militares le ofrecieron para poder colarse de ellos y crear ese caudal político del que ahora tan simplonamente se ufanan ahora.
NUNCA MÁS
A los peruanos con conciencia solo nos queda reconocer los méritos que tuvo su gobierno (sobre todo el primero) porque los hay, aunque mucho cucufatos se rasguen las vestiduras; y del mismo modo condenar lo negativo, condenar que hubieron violaciones a los derechos humanos, prensa comprada, represión contra las voces que diferían de la línea del gobierno. Eso no lo podemos permitir.
Que este juicio sirva para despertar la conciencia de los peruanos que aún piensan con añoranza la época del fujimorismo, del mismo modo como aquellos que ven en el Velasquismo la solución a nuestros problemas. Ambas vías autoritarias solo traen malos recuerdos, una trajo atraso, la otra produjo la pérdida de valores a toda una nación. Evitemos que fenómenos como la violencia terrorista resurja, por medio de nuevas políticas inclusivas, con una distribución óptima de la riqueza nacional, que el Estado llegué a zonas donde antaño sus pobladores no saben de sus existencia. Si hacemos esto podremos esperar que la violencia y la añoranza autoritaria vuelvan a surgir.