El doble juego de la “libertad de expresión”

viernes, 29 de julio de 2011


No lo se, no me importa

Para muchos entendidos y no tanto, la libertad de expresión es un principio fundamental para lo que hoy entendemos por democracia. Estoy de acuerdo con ello, pero también es válido preguntarse ¿Qué es democracia? Yo hasta ahora no lo se, muchos dicen que es el gobierno del pueblo, de la voluntad popular, donde los pueblos tienen el poder de decidir su destino, pero yo no estoy convencido que esto sea así.

Cuántas veces he oído que en este derecho (seguido del derecho a la vida) descansan los pilares de las sociedades modernas; conversaciones enrevesadas, teorizaciones astutas y sinuosas, en fin, mucha cháchara sobre el tema, mucho espíritu bizantino al respecto (ahora dirán que por decir esto último soy un “antidemócrata”). Sin embargo ¿entendemos qué es en verdad la “libertad de expresión”? Tengo una sensación muy particular, empírica hasta la médula, basada en la mera observación: y es que la gran mayoría de las personas no entienden este derecho y que, por otro lado, el mismo parece haber sido expropiado por los periodistas, comunicadores y medios de comunicación a nivel global como los grandes abanderados de tan sublime postulado. Puedo equivocarme, a lo mejor, pero esa es mi apreciación.

Solo dices cuanto te convenga, nada más

Siguiendo lo dicho arriba, de ser esto cierto no es sino más que preocupante y lo podemos ver. Los medios tienen la actitud de ser intocables, de ser sagrados, infalibles, los moderadores entre el poder y las masas, cosa última que tiene cierto asidero si nos damos cuenta del poder que estas empresas tienen. Y, seamos honestos, los medios son empresas y como tales su fin no es otro que el de lucrar, que también es cierto que tienen intereses y los defienden con los contenidos que difunden. Es un hecho. No existe la prensa independiente, porque esto supone no alinearse a ciertos conglomerados de intereses y postulados, y eso, es una utopía. En tal, llamarse “independiente” es, por decirlo menos, una aberración pues todos se alinean, todos tienen inclinaciones y preferencias. Es parte de la naturaleza humana. Es indesligable.

La industria de lo acomodable

La libertad de expresión que ha sido secuestrada por los medios de comunicación forma parte de la gran Industria Cultural de la globalización, del neoliberalismo, de este capitalismo que aún hoy subsiste (y que tenía el mismo papel en los países así llamados “socialistas” del siglo XX y que también lo hacen en los nuevos regímenes tropicales con aspiraciones regionales) y que como todo orden hegemónico usa este derecho para mantener intactas las estructuras sociales que las cimentan.

Así, queda claro el papel que realizan sus rostros visibles que son los periodistas y comunicadores, aquellos quienes detentan la pedantería de quien cree saber y conocer más que los demás. Y la libertad de expresión se sustenta, en este caso, mientras estos puedan hacer, decir, opinar, argumentar cuanto ellos crean así conveniente, de lo contrario siempre se alude a la trillada frase “están atentando contra la libertad de expresión”, pero ¿acaso estas personas no atentan también, día a día, contra muchas libertades, como el derecho a la privacidad? ¿Quién les dice algo entonces a ellos? ¿Acaso no se escudan falsamente bajo ese criterio tan manoseada según el cual tienen el “deber de informar”? me pregunto ¿de cuándo acá el informar se torna un deber cuando transgrede los espacios de la vida íntima o así también los que atentan contra la integridad de las personas?

¿Y si los regulamos?

Muchos gobiernos hablan de regular los medios, de regular los contenidos, es cuando todos saltan, se rasgan las vestiduras aduciendo que son muestras de querer tener el control, intentos autoritarios y mucho bla bla bla, y es cierto que este tipo de medidas, por lo general, terminan siendo dispositivos de control mediático pero ¿acaso los medios no hacen una segmentación de la información no tanto basados en “el deber de informar” sino más bien en el deber de informar aquello que sea trascendente para sus propios intereses? porque, y repito, los medios de comunicación son empresas y como tales quieren obtener réditos, así como poseen intereses económicos, políticos y demás, en tal, no es cierto cuando hablan de independencia ni objetividad, tampoco veracidad; lo son, si, pero cuando hay que acusar a aquello que afecte sus conveniencias, las de sus padrinos o apadrinados.

No que no

Así que ¿de qué libertad de expresión hablamos? Los medios saben usar el doble discurso en este sentido y saben que no defienden ello, sino su propia libertad como entidades comerciales, su libertad para decir cuanto quieran y meterles a las personas cuanto ellos necesiten para que estas se alinean a sus intereses de manera muy sutil, sin que las masas se den cuenta de ello; y estas, asimilan el discurso de manera utópica, hablando de ello, queriendo ser paladines individuales de tan magno derecho pero, en el fondo, solo actúan de manera inconsciente pues no entienden (por incapacidad o porque les da lo mismo) que solo siguen un rol, que le dan la base de apoyo necesaria a las empresas de comunicación para sentirse intocables, intachables, infalibles, tanto así que ante errores, falacias y demás, la actitud de estas es tan soberbia que nunca, NUNCA, contemplan el hecho de hacer una rectificación pública.

Me parece falaz tal actitud, me parece bobo todo ello. Ya lo dije abiertamente, soy una persona que mucha fe no le tiene a la democracia, pero eso tampoco implica que me iré a su extremo. Sin embargo, creo que tampoco se puede vestir de santos cosas que no lo son pues, en principio, no es cierto que estén preocupados por velar de los valores democráticos, sobre todo cuando, adrede, mal usan estos conceptos. Yo soy periodista, y me repugna la actitud de muchos “colegas” que por el hecho de encontrarse en algún medio o lo que sea, piensan ya saber todo, piensan que son líderes de opinión, cuando lo único que hacen no es sino repetir el discurso que sus empleadores les han enseñado.

What if…….

Por eso, sería bueno proponer a los periodistas dejar de creerse las panaceas de la verdad y las libertades, no olviden que trabajan para empresas y que su libertad de acción está supeditada a los intereses de sus empleadores. Con esto no estoy avalando una actitud servil ni mucho menos de resignación o conformismo, nada de ello, creo, como periodista que soy, que el periodismo tiene una importante misión en las sociedades modernas de informar lo más verás que se pueda (porque eso de la objetividad, como dije, no existe, punto) tratar de mantener el juicio crítico en lo bueno y en lo malo; así mismo, educar, orientar y crear el interés de las personas por los hechos que acontecen en nuestras sociedades y/o naciones. Por eso mismo, también es obligación que, de una vez por todas, dejen de verse así mismos como intocables, como el “cuarto poder” que no existe, no serán y espero nadie se los permita; y por ello mismo (redundancias aparte) es, igualmente, su obligación que tengan la decencia de respetar a las personas, de respetar otros derechos como el de la intimidad que, aunque no les guste admitir, los comunicadores y medios violentan cada día usando como escudo las banderas del derecho a la información; todo tiene límites, la prensa también los tiene, no esperen que un sujeto o una banda de sujetos haga esto y terminen siendo objeto de una “persecución” (término que le encanta a la “periodisticada”) por algún gobierno de turno. Puedo equivocarme o no, pero es necesario usar el sentido común, la lógica y ponerse en la piel del otro, incluso, hasta para brindar una información.

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