Niebla Magenta del cuarto de la sin razón y el desazón

martes, 29 de abril de 2008

Surcando la montaña negra, abrazando el solo espejo de la reflexión autómata, no es fácil entender el claro oscuro de un mente obcecada y obstinada que se niega a admitir tara en la sin razón de su absurdo ejemplar.

Allá, donde la niebla podía, poderosa, destruir todo mal cual se cruzase mortal, ahora no sino el gas de un bálsamo de odio y resentimiento barato que se condensa con púrpuras proclamas con olor a orgullo y prejuicio, con la visión sesgada, no ve ni de día, mucho menos de noche, sería mejor que un cuervo viniese a destemplarle.

Si la verdad se encuentra en el amor, es posible que la verdad sea algo confusa, así como lo es el amor, y que la intransigencia se encuentra en el aferro. No es amor. Versión barata de un sentimiento mal versado, tergiversado, con poca sustancia y mucho desdén, donde la palabra de autoridad es el dogma y la desobediencia vengada con el cutre hedor de acciones de niños malcriados.

Brilla y brilla. Un hombre espermáticamente amoroso y sincero: Ya sonó la puerta y no trajo, está de más decirlo, un buen talante para curar la depresión, no se entiende mucho, pero está bien, porque no es necesario entender, solo sentir, expresar y ser uno mismo. No es el cielo no sea celeste y el pasto verde, es sentir el cielo celeste y la composición armoniosa de su color y el verdor abundante e hiperbólico natural de una especie que clama por un poco de paz, lejos de cualquier capricho violento e inconsistente de su alma.

No hacia mucho tiempo que los grandes amores parecían cosas del pasado. En la eras clásicas y medievales, e incluso “Casablanca”. Así como la historia simulaba que el sol nunca se ponía en el Imperio español, parecía que nuestro amor no caería, o no se pondría en la puesta del sol. La esperanza siempre fue un atributo, pero el hastío caló hondo en el corazón de los seres. El mundo se mueve por efectos de la física y qué diablos más, pero en verdad el espíritu humano y su amor son más grandes que toda ley mundana.

I GIVE YOU EVERYTHING…………………………….corea alguna canción sin estación que la oiga sonar.

Se oyen los ecos de lo que fue y también ese estruendoso bramido que no admite que alguna vez alguien le amó con la vida entera y se olvida que le regalaron la cosa más preciada ser viviente sobre la tierra, su vida entera. Pero no espera efectos metafísicos y programáticos, pues las taras del orgullo y necedad calaron hondo hasta atravesar su sinapsis como esa bala maldita que obstruye el paso al aire fresco, dejando seco toda posibilidad de salvación y redención a su cerebro, y algo más……quizás.

Escupe si eso deseas hacer. Que esputar no sea la costumbre del ocaso porque de tanto y tanto puede caerle en su cara y darse cuenta que todo el bramido sordo no sirvió más que para matarla. No te sientas menor, sabes que el fondo lo di todo por ti y no lo supiste así ver y reconocer, se escucha que el viento le sopla al sol falleciente con algo de furia, pero lleno sentimientos.
Bueno, ya se hace tarde, y la puesta del sol trae bellos recuerdos, ya pasan de las cinco con treinta, es la hora propicia para recordar, algo nostálgico, algo impaciente, algo esperanzado. Los contratiempos, tempestades y demencias del ayer pueden ser una bella sonrisa hoy, sin tan solo ese solo yaciente se dignara a escuchar y dejar de bramar sin más.

¿Debe o no debe transmitirse el juicio a Fujimori por canal 7?

miércoles, 16 de abril de 2008

Se que en uno de los primeros post que publiqué en relación al juicio a Fujimori, Martin Rivas y la lucha política de 20 años expresé el deseo o casi el pedido que este fuera televisado por el canal del Estado para que el público pudiese seguir con detenimiento este caso, cuya trascendencia histórica es innegable.

La razón de este post es para rectificar esa postura. Creo que no es posible (pero si factible) que se transmita el juicio al ex presidente, no por razones de señal o programación de canal estatal (que debería ser más que todo televisión pública, pero eso es otro tema) Todo lo contrario. Creo que no es conveniente transmitir este proceso en señal abierta por la simple razón que no hay alguien que guíe o explique lo que allí sucede.

Con esto, mi intención no es la de desmerecer la capacidad intelectual de la población. Pero tengamos en cuenta ciertas cosas.

Los 90 fueron años políticamente interesantes, donde el populismo llegó a niveles increíbles. Es verdad que en la siempre insoportable capital, cuyos habitantes creen que Lima es el Perú y el interior del país anexos que deben sostener su civilización, la mayoría conoce las artimañas y trucos de politiquería barata de los que se valió el ingeniero para gobernar y mantener sosegada a los sectores populares que eran en el poder su soporte y en tanto que ahora son su fuerza motriz y militante.

Eso sucede en nuestra capital. Pero en el interior la situación es distinta. Sépase que el soporte vital y el mayor hacia el fujimorismo y lo que significó proviene del interior del país. En ese contexto y teniendo en cuenta que las barreras económicas del cable en las regiones no se han acortado como sucede en Lima, la transmisión de este juicio no haría más que ayudar a la defensa del ex presidente.

Y eso lo sabe su abogado de cabecera César Nakasaki, quienes ahora están a favor de la transmisión a nivel nacional porque este proceso no solo les sirve para demostrar que su defendido es inocente, sino como un medio de propaganda política en el cual “el chinito” queda como un ser caído en mala suerte siendo juzgado por cosas que él no sabía, la culpa siempre fue de Montesinos quien por lo bajo solucionaba los problemas sucios mientras este personaje se dedicaba a solucionar los problemas del país. Y claro, preparar los cimientos para lo que serán las elecciones para el 2011, donde claramente los fujimorista quieren llevarse el gran pedazo de la torta del poder, y por supuesto, otorgarle la impunidad a su líder.

No me parece raro que en la país pase esto, siempre hemos sido una sociedad con marcados rasgo autoritarios. No podemos negar que dentro de la mentalidad del peruano ha estado y sigue estando esa mentalidad que un tipo duro en el poder solucionará las cosas y pondrá orden donde haya desorden social, político o de cualquier índole. Es verdad que la mayoría vio en Fujimori esas cualidades y no dudó en respaldarlo. Sumado a eso los regalitos efímeros que este daba a los sectores populares, ejemplo sean esos colegios que se inauguraban a modo descomunal pero que al poco tiempo se caían e incluso muchos no contaban con un solo profesor.

Esa tradición autoritaria que hemos conservado y la seguimos generando ha llevado a otro fenómeno que está ligado al anterior: El caudillismo. Este existió desde que la República peruana tiene vida, desde los militares incompetentes que no hicieron mas que saquear las arcas de la nación, hasta los civiles como Piérola. En el siglo XX la situación no fue diferente, solo que finalizó su constitución en diversos “partidillos” que se formaban en torno a la figura o acción de un solo hombre, ejemplos claros (aparte de Piérola) están Sanchez Cerro, el partido Odriista de Manuel A. Odría por mencionar algunos. Incluso, tras el desastroso primer gobierno de Alan García (1985-1990) este número de partidos caudillistas, curacales, basados en la imagen de una sola persona aumentaron.

Sumado a esto que el discurso político articulado se había perdido. La población había terminado hastiada de los pensamientos y las doctrinas políticas, pero esto estaba complementado con el hecho que los partidos políticos parecían no renovarse. Así lo percibió la población y cuando llegó el momento de elegir decidieron por alguien nuevo, un rostro distinto, que decía lo que la gente, en ese momento, quería escuchar; que habría un cambio en el país, que la gente nueva haría lo que los “políticos tradicionales” no habían logrado hasta ahora (nótese que el término “políticos tradicionales” ya lo usaba Fujimori en la campaña presidencial del 90. Es un error atribuirle esta a Ollante Humala, dicho sea de paso, otro caudillo) Este nuevo discurso, sin mucho contenido de fondo, es verdad, pero con mucha audacia fue uno de los factores que posibilitaron que Kenya Fujimori llegara al sillón presidencial.

Desde el principio del gobierno la imagen del “chinito” fue engrandecida, aduciendo que este era un hombre capaz, que no le temblaba la mano a la hora de tomar decisiones importar para reactivar el país, para luchar y vencer al terrorismo. Este mito fue complementado con la idea que era un gobierno para los más pobres donde, ciertamente, caló muy fuerte a pesar que dicha ayuda tenía un fin de político muy marcado y trascendental para el gobierno.

En un partido caudillista no es de sorprender que tras la huída del líder dicho movimiento se fraccione, entre en disputas de contenido y/o por último desaparezca. Todo esto (salvo lo último) ha sucedido en el movimiento fujimorista: surgieron las escisiones, disputas de poder, quién secundaría al jefe y que el nivel de aceptación entre la población cayera considerablemente. Todo esto sucedió. Sin embargo, y dado que el Perú es un país de gente un poco extraña, cuando el caudillo llega a Chile, el movimiento se vuelve a cimentar bajo la promesa (con matices religiosos, dicho sea de paso) de que pronto regresaría al Perú para decir “su verdad”, como la promesa de la venida del hijo del hombre para volver a imponer el orden y la paz que durante su mandato todos los peruanos disfrutamos.

Esto es un síntoma penoso en nuestro país, y no hace más que demostrar que tal vez nos falte mucho para tornarnos en una sociedad democrática, pues la democracia y su juego no es que cualquiera hable lo que quiera, la libertad de expresión y todas esas cosas. Sino, y esto es algo muy personal, de saber diferenciar entre lo bueno y lo malo, reconocer la virtud, los errores de dicho líder, de aprender de los errores del pasado, de no dejarnos endulzar con discursos llenos de formas bonitas bien condimentadas con todo eso que al peruano le gusta escuchar para luego ir a votar totalmente banalizado, por el contrario, saber diferenciar esa incosistencia de fondo y exigir una verdadera plataforma de ideas estructuradas y coherentes.

Por eso, creo que el Perú no está preparado ver en señal abierta el juicio al ex presidente, de suceder esto debería haber un panel especializado que guiara y explique lo que se está hablando, interpretando. Pero surgiría otro dilema, desde mi punto de vista, si se interpreta a favor de quien (pues interpretar representa una valoración a favor o en contra de algo) Si lo hacemos en contra de Fujimori, entonces se dirá que se quiere parcializar a la opinión pública y desmerecer a la persona de Fujimori; y si por el contrario se hace la interpretación pro Fujimori entonces la prensa, las ONG`s, víctimas de los excesos del gobierno y buena parte de la sociedad civil diría que el gobierno está en alianza con el fujimorismo.

Entonces, es un problema complicado y no creo que se pueda ser imparcial en este respecto, o a lo mejor me esté equivocando. Podemos ver también que el canal 5 “Panamericana Televisión”, si el canal de Genaro, transmite unas cuantas horas el proceso mientras un par de presentadores trata de explicar (más no interpretar) lo que sucede, pero más allá de eso no pueden porque no son las personas indicadas y porque es una postura dificil, políticamente, la que los medios que lo hagan deben asumir. Claro, en el cable lo transmite Canal N, es verdad que todas las sesiones completas, pero se quedan allí en la simple transmisión. En tal, el espectador queda a diestra para caer en confusiones porque, seamos sinceros, es un juicio tedioso, anquilosante a muchas veces y los testimonios son tan diversos que uno no sabe a quién creer.

No me queda para terminar decir que en lo que a mí respecta la culpabilidad de este señor es más que evidente, lo creo de manera militante y debemos aprender de este episodio de nuestra historia para no cometer el mismo error, pero eso no es solo el rollo o el floro de los que gobiernan y administran el poder, sino de la población en general, porque los excesos los aprobamos tácitamente, así como con nuestro particular desentendimiento permitimos que Sendero Luminoso se extendiera causando tanto daño y horror. PARA QUE NO SE REPITA……….

Teoría y Práctica del Rock

jueves, 3 de abril de 2008

En principio, teorizar y estructurar (en el sentido estricto de la palabra) algo tan subjetivo como el rock es, por no decirlo menos, una estupidez. Por tal, el nombre del título de este post no responde más que a un juego de palabras.

Lo que si se puede hacer es rastrearlo, segmentarlo, escucharlo, disfrutarlo lo que conduce al entendimiento o comprensión del mismo y que, en muchos casos, deriva también en su adopción, es decir, haciendo y creando “puro rock”

No es mi intención abarcar los dos primeros ámbitos (rastreo y segmentación) pues tomaría mucho trabajo y una extensión de nombres y fechas que puede llegar a marear en el caso del primero, en tanto que el segundo requeriría de definir épocas, géneros, artistas, estilos, lo que haría muy extenso este post. Así que me lo reservo para otro tipo de fines. Solo me concentraré en los tres últimos, puesto que son parten de mi experiencia como un fanático crítico del género mezclado con reacciones y experiencias de otras personas.

Es verdad que desde los orígenes de la civilización misma el ser humano ha encontrado en la música no solo el arte sino también un incentivo místico para agarrar coraje para salir a cazar a un animal que triplicaba (o incluso más) su tamaño promedio o para entrar en una unión colectiva de equipo necesaria para ir a la guerra y traer la tan ansiada victoria. Pero mientras fue transcurriendo el curso de la historia, los sonidos se fueron, si cabe el término, perfeccionando y embelleciendo dando. Es verdad que siempre fue accesible al público en general, pero de algún modo y hasta ahora las clases altas y las populares estaban divididas entre otras cosas por el tipo de melodías que escuchaban.

El siglo XX fue tal vez ese período en que muchas cosas se masificaron de manera desmesurada y la música con sus distintas tendencias y vertientes no escapó a este proceso inicial que luego se pronunciaría más hasta llamarse lo que hoy conocemos como “globalización”

Es bien sabido que el rock como lo conocemos tiene muchas influencias, entre ellas la más nítida el blues, música folk y el gospel estadounidense dando el salto a la escena en los años 50 para luego acentuarse en los años 60 y por fin posicionarse en los 70 hacia delante.

Pues bueno, escuchar una canción de rock por primera vez a veces no puede resultar lo que queremos. En mi caso, tal vez no fue lo más óptimo, no es que fuera algo desagradable, no me pareció molesto, pero tampoco me pegó mucho, que digamos. La banda no vale la pena escucharla, puesto que ahora si la disfruto. En muchos casos es cuestión de suerte o cosas del azar que suele ser tan caprichoso.

Para muchos “oídos curiosos”, como alguna vez escuché por allí (la verdad no recuerdo a quién) el rock podría ser un amplio campo de experimentación por la gran variedad de sonidos y corrientes que tiene dentro de sí, incluso muchas de estas forman verdaderas comunidades sobre las que giran en torno a un pensamiento específico.


A veces, definir que estilo o género toma mucho tiempo. En mi caso, me tomó, teniendo en cuenta que lo escucho de manera persistente desde 1998, unos 7 años. Por definición me considero grunge, aunque la palabra se reduzca a un par de grupos (nada más alejado de la realidad). Debo decir que en ese tiempo y hasta ahora (porque definirte como grunge, punk o metal no trae como factor implícito que solo te remitas a escuchar ese tipo de música, aunque muchos lo hacen, pero es cuestión de gustos) he escuchado de todo, desde el un metal que estuvo de moda por los años 98 y 2002, el punk que por razones diversas me aburre en estética musical y sonoridad, por el metal más extremo y sinfónico, hasta el sintetismo de la música industrial o los acordes bizarros del noise rock y todo lo que deriva de él. Y claro el rock clásico de los 60 y 70, pero por favor, no me pregunten de los 80 que salvo el noise el buen metal y el grunge subte me parece totalmente asqueroso, musicalmente hablando, claro.

La experiencia de tu “primera vez con el rock” depende mucho de tu disposición. No se puede escuchar rock si uno no lo desea, no es que lo debas planificar ni tampoco que debes estar contento. El sustento de ser del rock, más que sexo, las mujeres y otras puterías radica en la ira, la depresión al borde de la insanía y la tristeza. Por tal, las emociones extremas son propicias para meterte en ese mundillo tan lleno de excesos de emociones y conmociones.
Por otro lado, disfrutar del rock implica muchas cosas. Una de las primeras es algo muy universal y primitivo al mismo tiempo. Y es que la música, como lenguaje universal, no requiere (en muchos casos) de entender la letra, la sola melodía puede estimular el oído mandando los impulsos al cerebro para que este en un tiempo casi incontable genere esa empatía sónica que nos prende haciendo que la escuchemos una y otra vez o busquemos más y más.

Muchas veces he escuchado, a gente mayor por lo general, que los chicos de ahora que escuchan “esa música” (en tono despectivo) son unos “alienados” puesto que le gusta la canción “X” pero no saben o no entienden lo que dicen. Pero yo digo, y con esto respondo de manera formal a los que plantean ese argumento: ¿acaso el reggaeton en la mayoría de sus letras no pone a la mujer como un objeto para mero uso de manoseo y penetración únicamente denigrándolas por completo y, sin embargo, no son las mismas mujeres adictas a este género las que bailan y corean esas frases sin saber el trasfondo de las mismas? Valoraciones aparte que me parece esta música “indeseable” alguien dice algo sobre la anestesia mental de estas mujeres. Pues casi nunca se dice nada al respecto. Por tal, dejen a los chicos que disfruten de los sonidos, la música y en especial es para sentirlo vibrar dentro de uno mismo. Aunque, claro, lo ideal es que uno disfrute la melodía sabiendo lo que el tipo o tipa detrás del micrófono dice y creo que la mayoría lo sabe. Es más, cuando no se entiende, con la tecnología en Internet se puede encontrar la letra en su idioma original y traducido a la lengua madre de uno mismo. En ese sentido, ese argumento va quedando un poco desfasado aunque sigue siendo usado por muchos.

Hay algo interesante en el rock que hasta donde he podido notar no tienen otros ritmos, en especial los tropicales como los de América Latina. Y es que en cuanto a los movimientos, es decir, la manera como se baila, este no tiene pasos que la enmarquen o la etiqueten, es totalmente lo opuesto. Uno puede moverse al ritmo que su cuerpo lo mande, porque, al final de cuentas, en el rock lo que manda es el cerebro liberado a hacer lo que y como le plazca al son de la música. En ese sentido, puedo decir que el rock es más libre que los armónicos pero estructurados que los “pasitos de baile”. O incluso, si no te la gana, no bailes, porque el rock, a diferencia de la música tropical no está arquetipada para ser disfrutada, sino también escuchada (que es muy diferente a ser oída). Y tenlo por seguro, sino quieres bailar, nadie te mirará como un bicho raro o como alguien antisocial.


Más aún, disfrutarlo también incluye el hecho de sentirse identificado con una letra, un grupo social unidos por vínculos musicales, etc. Pueden ser tantas razones. Pero les explico esto: conocí a un tipo que escuchaba la música tropical comercial, es decir, que iba en la dirección que la sociedad de consumo impone en cada región por medio de sus productos musicales. Era uno más, musicalmente hablando en el Perú. A lo mejor lo escuchaba por inercia, porque era “la moda” en aquellos años de salseros jóvenes y letrillas pegadizas para niños y niñas carretones, un adolescente de los 90 en el Perú, no hay que agregar al respecto. Pero algo cambió. Por una parte de manera inconciente y otra de manera conciente se dio cuenta que esa música, esas letras no lo representaban, no hablaban para él, no le pertenecían y no se sentía parte de algo especial, es decir una experiencia musical colectiva especial, única. Encontró, entonces, en el rock aquello que él necesitaba saber para sentir que esa parte de su existencia no estaba hueca. Temas que abordaran los problemas entre padres e hijos, la ira, la cólera, la depresión, la euforia, o los deseos de alejarse de todo, esos momentos en que uno ama a todos el mundo sin excepción o eso en los que sin dudas destrozarías en cráneo de todo ser vivo sobre la Tierra y tantas cosas más. La identidad y el sentido de pertenencia a un grupo influyen de manera importante, pero también, la personalidad de cada individuo y su predisposición.

Claro, que esto no es un caso universal, ni sus consecuencias son las mismas, es solo una muestra que he podido observar en muchas personas, no necesariamente por la misma razón, pero si en sus repercusiones.

Otro ejemplo de esto pueden ser los recientemente famosos “emos” quienes, al menos en Lima, claro, han formado una verdadera comunidad muy unida, muy bien acoplada entre sus miembros, creando una cultura, si bien cerrada y a veces algo excluyente para lo “no emos”, muy interesa y compleja en sus maneras de ver el mundo, entender la música, tal vez como una extensión de sus sentimientos (se ven representados estética y líricamente en ella) y no son, como la mayoría dice, personas preocupadas en el look. Por el contrario, quieren demostrar que no son una moda y que el hecho de ser emo y adoptar su estilo de vida y música implica una manera de ver, entender y actuar sobre los hechos que suceden. Y todo esto se ha ido desarrollando en torno a la música, una nueva cultura, como en su momento lo han sido también la sicodelia, el punk, el metal y el grunge.

Partiendo de lo dicho anteriormente, entender o comprender el rock se convierte en el último paso. Esto no es difícil siempre y cuando creo yo se hayan cumplido ciertos requisitos. Lo que voy a decir es discutible en muchos aspectos, pero de todos modos quiero compartirlo: uno de ellos es que se debe sentir la música, no solo con los oídos sino también con el corazón, es decir con furia, amor, pasión, desenfreno, angustia, desesperación, vehemencia y veneración, sentimientos parecidos al que se tiene por una mujer o un hombre que nos trae locos, o por un líder político o religioso fundamentalista. El rock es así, violento, fundamentalista, extremista, es frío y caliente a la vez, no hay cabida para los paños tibios; otro requisito necesario es, lo que en jerga periodística le decimos “background”, o sea tener un conocimiento del tema que permita poder identificar y diferenciar los hechos o acontecimientos, en este caso haber escuchado un montón de bandas, sabiendo distinguir entre géneros, sonidos y demás; y por último (aunque pueden haber otros más) tener la mente abierta. Este es un punto muy importante y crítico para entender y comprender el rock porque muchos, y me incluyo hemos caído en este vicio por pensar tener la tonta idea de que lo yo escuchó es “recontra chévere o quemado” mientras lo que escucha el otro es una “basura” o “apesta”. Esa actitud lleva a muchos a encajonarse en un solo estilo o en un grupo de bandas y no exploran más allá. Esto ha fomentado un comportamiento parasitario entre quienes escuchan rock. Para ser sinceros, también he tenido muy marcados esos rasgos, cosa que por suerte he ido cambiando. El hecho de abrir la mente no solo implica el plano musical sino también el ámbito del respeto y de saber entender que lo que a ti te gusta puede serte bueno pero para mí u otra persona no nos gustará y viceversa. Es un acto de razón y de maduración musical en el sentido inductivo de la palabra.

Una vez hecho esto, se puede decir que uno puede entender y comprender el rock, pero esto no se da de la misma manera a como se entiende un fenómeno social o un hecho noticioso. Se acerca más bien, creo a la valoración que uno tiene cuando se mete a profundidad con un libro, todo un universo propio y a la vez tan comunal. La valoración es que tiene que ver tanto con preceptos subjetivos, sociales, económicos y culturales de cada individuo o grupo.

Entender o comprender al rock, creo, se basa en saber para qué fue hecho, el por qué escucho este tipo de música, por qué me identifico con ella, por qué las demás no me hacen sentir lo que esta si logra. De otro modo saber la importancia que tiene en nuestras vidas, de cómo nos afecta o nos influye en nuestras decisiones (suena algo improbable pero esto se da de manera la mayor parte de las ocasiones inconcientemente) los actos o las ideas que conforme pasa el tiempo con otros factores más importantes, vamos formulando y reformulando. Y por último, entender que es solo música, de no dejarnos absorber por la misma porque de ese modo esta perdería su valor como un ente socializador y de interiorizador a la vez, y de paso como distractor.

Al final de cuentas el rock se ha vuelto tan parte de la vida de la población mundial que no hay persona que no hay escuchado una rola super rockera. Pero eso es para el común de la gente que vive de acuerdo a los parámetros de la sociedad de consumo. Lo que vale es disfrutar la música sea cual fuera su estilo a acepción: si es chicha, cumbia, clásica, salsa o rock, eso en el fondo no interesa, pero es cierto también que cada una de ellas tiene sus propios códigos, formas y maneras de ser y moverse en sus comunidades. En este caso he hablado del rock porque creo es lo que más conozco en el plano musical, pero eso en realidad no importa, siente el rock penetrar tus poros y expandirse por tus venas e irrigar tu organismo con su sustancia extrema y colosal. Lo demás vendrá si solo. Si te dejas llevar….


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