Un round más: Chile y Perú

lunes, 8 de diciembre de 2008

Una historia de nunca acabar

No hace más de dos semanas que se conocieron las expresiones de tinte antichileno del ex comandante general del ejército peruano general Edwin Donayre en caso de una supuesta agresión de nuestro vecino país del sur.


Es sabido que las relaciones con Chile, por una u otra razón siempre se han visto en diversos contratiempos por obstáculos que muchas veces no tienen explicación o razón.


Es verdad que aquella reunión se llevaba a cabo en un ámbito privado, pero cabe señalar como lo destacan algunos analistas, que si bien esta se llevo fuera de la esfera pública el asunto cambia cuando aparece un Donayre hablando con su uniforme de general, provocando que todo lo dicho, entonces, tuviese una trascendencia colectiva.


En Palacio y la Cancillería la reacción peruana fue rápida, por parte del presidente García quien se comunicase con su homóloga Michelle Bachelet para darle la noticia de estas desafortunadas expresiones, recalcando que no era la posición del gobierno ni mucho menos del pueblo peruano.


Al día siguiente la bomba estalló tanto aquí como en Santiago donde algunos políticos lamentaban el impasse mientras que otros como el señor Foxley haciendo despliegue de mucho desparpajo político ordenaban la destitución del mencionado general a lo cual el gobierno se rehusó a aceptar.


Seis días después, Edwin Donayre dejaría el cargo, no por razones debidas a sus expresiones sino a que ya estaba programada para el 5 de diciembre su salida del puesto.


Espinoza revelación


Pero, ¿quién es el responsable de la difusión de este audio? Nada más y nada menos que el impresentable congresista Gustavo Espinoza quien tiene en sus haberes una famita por grabar conversaciones usando, de preferencia, la tecnología celular.


Ya se sabe las polémicas expresiones del congresista Carlos Torres Caro hiciera en octubre pasado. Después aparecieron las declaraciones de un personal del ejército de la II Región en que hablaba de los manejos sucios que el entonces comandante general Donayre hiciera con los cupos de gasolina. Y ahora último, las declaraciones de este mismo personaje sobre Chile.


Quizás esto no hubiera pasado a mayores si este señor no hubiese enviado aquella grabación a parlamentarios sureños ¿Por qué hizo aquello? ¿Acaso alguna animadversión con Donayre lo llevó a semejante acción? ¿Ánimos de popularidad? La razón que haya sido, ese acto ilógico (por no decir ESTUPIDO) casi lleva a nuestro país a tensiones diplomáticas de seria consideración.


Y es que este sujeto, Espinoza, parece darse de tener un espíritu moralizador, muy gallardo él sale a decir que si se encontrase a Donayre le enfrentaría, pero, digamos la verdad, ¡perro que ladra no muerde!, así que, por favor, señor Espinoza, deje de lado la peliculina del “machito” cuando lo que en verdad es usted un residuo de capataz de hacienda serreña que solamente sabe fustigar el látigo para hacer bulla mas no para la buena conducción de la tierra.


Algunos parlamentarios están pidiendo su desaforo, es decir, que este señor sea reemplazado por aquél congresista a quien le tocase el curul detrás de él. Otros van un poco más allá y exigen se le procese por “traición a la patria”, a mi opinión un poco exagerado pero que, ciertamente, dada la persona a la que se refiere caería a pelo con su estilucho de “hacer política”, huachafa y animal.


¿Quién dijo que era Xenofobia?


No me resulto personalmente extraño que muchos políticos mapochos manifestaran abiertamente que el Perú sufría de un sentimiento antichileno. Perdón ¿los peruanos antichilenos? Si no recuerdo mal, son los chilenos quienes han mostrado por diversas razones sus antipatías a nosotros y, quizás no sea su culpa, sino la de sus gobiernos que tras la guerra del siglo XIX se encargaron de fomentar una imagen negativa del Perú. Y eso, déjenme decirles, es de amplio conocimiento.


En mis 23 años de vida, y lo puedo asegurar, no recuerdo actos de peruanos contra chilenos, todo lo contrario, recuerdo docenas de agresiones a peruanos por parte de chilenos, pero claro, entonces el Perú se porta con decencia y sin tratar de agrandar el asunto, pero imaginen de haber sido a la inversa. No dudo que las autoridades chilenas saldrían a protestar por la “mala fe” que tenemos los peruanos contra ellos.


Hemos presenciado como los chilenos se han molestado, y con justa razón, pero nadie en la alta oficialidad negará que seguramente comandantes, generales o coroneles mapochos hagan comentarios del mismo corte.


Si acusan al Perú de xenofobia, me atrevo a decir que si esta existe es debido a la actitud siempre arrogante, de dueño de la hacienda que Chile ha tenido desde hace mucho con nosotros. No digo que esté bien, pero es una reacción lógica que poco a poco las dos posturas terminen radicalizadas y esto parece ser el desenlace de esta tragicomedia que son las relaciones entre ambos países.


No negaré que saber que los chilenos pisen mi país, que sus empresas nos inunden me da pavor, temor y hasta cólera, ergo, siento que esa sensación de una animadversión que va más allá de si el pisco es peruano o no (cosa que lo es, NO HAY DUDA DE ELLO) las 200 millas o haber perdido Tarapacá y Arica. Es algo que trasciende a todo ello.


Así como el peruano no produce seguridad ni confianza a muchos chilenos, la misma situación se torna aquí en Perú.


Si, mi general


Salido Donayre, las autoridades chilenas, en especial el señor Foxley expresó que el ex comandante general en ningún momento había rectificado sus palabras hacia Chile, pero esto no es del todo cierto ya que en diversos medios de comunicación hizo públicas sus disculpas “si es que pudo haber ocasionado alguna distensión entre las dos naciones”.


Lo importante de todo este asunto es que el impasse ha quedado resuelto para bien de ambas naciones que aspiran a tener unas buenas relaciones entre naciones, a convivir en democracia, libre competencia. Sin embargo, en ambos bandos existe la rancia politiquería que busca a través de viejos odios que enciendan la leña que arda la pradera, el ciudadano de a pie no quiere problemas con sus hermanos, tampoco con sus vecinos.


Si vivimos llenos de rencor, odios y viejas pasiones funestas ambos pueblos estamos condenados a cegarnos con esa llama oscura que nubla los sentidos de la realidad dejándonos abordar ese pequeño bote, antiguo, maloliente que es el chauvinismo oportunista que ahora abunda por estos lares.


Esperemos peruanos y chilenos, que si ayer fue la guerra del pacífico, luego la devolución de los territorios ocupados, más tarde los límites marítimos, después la controversia del pisco y ahora último las expresiones desafortunadas de un alto general peruano nos ha distanciado cada vez más, no se mañana una vieja rencilla que nos impida como antaño sentir que somos otra vez hermanos.

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