Duelo fratricida: Elecciones peruchas 2011 (PARTE 1)

domingo, 13 de febrero de 2011


Esgrimiendo la fórmula para llegar

La campaña electoral ha empezado y en el ojo público se encuentran disputando los votos de un electorado siempre voluble cinco candidatos quienes tienen la chance de llegar al “Sillón de Pizarro” para dirigir los destinos del país durante cinco años.

Y me refiero a nada más y nada que a: Alejandro Toledo, ex presidente del Perú en el período 2001-2006 y actual puntero en todas las encuestas realizadas hasta la fecha; Luis Castañeda Lossio, ex alcalde de Lima por dos períodos consecutivos, quien figura entre el segundo y tercer lugar en la preferencias de voto; Keiko Fujimori, ex primera dama de la nación a finales de los años 90, quien junto con el “mudo” Castañeda se disputan el segundo y tercer lugar, según las encuestas; Ollanta Humala, quien, nuevamente se presenta como candidato presidencial (la primera ocasión fue en las elecciones de 2006) personaje que se encuentra muy relegado de los tres anteriores ubicado en un cuarto lugar; y Pedro Pablo kuczynski, quien ya ha tenido experiencia en la administración pública como tecnócrata así como primer ministro en el gobierno de Toledo. La encuestas lo ubican en un quinto lugar con una intención de voto entre el 3 a 5 por ciento.

Cabe dejar en claro que la intención de este blog no es hacer un recuento de los datos hechos por las encuestas sino, todo lo contrario, dar el punto de vista particular del redactor respecto a cada uno. Sin embargo, se tomará los datos de las encuestas solo como un tema, meramente, referencial.

Alejandro Toledo


Como se mencionó líneas arribas, Toledo ya tuvo una experiencia de gobierno y, siendo honestos, en el manejo económico no lo hizo nada mal. Es cierto que tuvo tras de él personajes que opacaron su gestión como su mujer, su familia y demás sujetos que usaron la calidad de partido oficial para hacer de las suyas. Sumado a ello, su presunta vocación por el despilfarro, sus constantes borracheras y demás “taras” han hecho de él lo que hoy los medios y opositores tratan de achacarle como puntos en contra.

Sin embargo, en la actual campaña electoral, Toledo, o mejor dicho, sus asesores han elaborado una imagen más “sobria”, donde sea él el personaje principal, manteniendo “a raya” a su esposa quien, se sabe, destaca por no tener pelos en la lengua. Así mismo, todo parece indicar que hay la intención de mantener a raya a las joyitas que forman parte de su familia.

La campaña de Toledo se basa, sobre todo, en reflejar que ellos fueron un buen gobierno, su mejor carta de presentación poniendo algunos ejemplos tales como el pan (que en sus épocas costaba 0.10 soles, pues cuesta 0.15 o incluso 0.20 soles) así como de continuar con la apertura que “ellos iniciarion”. Sin embargo, su idea fuerza principal, la locomotora de su campaña es la llamada “Revolución de la Educación”, la cual, al menos a mí, no me queda muy clara puesto que solo se han remitido a exponer que aumentarán los fondos para el sector educación, el aumento de sueldo a los maestros y la mejora en la calidad educativa para los niveles primaria y secundaria, más no hay una explicación del “¿cómo?”.

Sin embargo, no puedo negar que, desde mi óptica personal, Toledo tiene muchas taras como candidato, las cuales, seguramente, de llegar a la presidencia las arrastrará como presidente de las que sobresalen que él su propio verdugo y, parafraseando al inefable Carlos Raffo quien preguntado sobre los defectos del candidato de Perú Posible, este respondió con mucha cordura y sorna, “A Toledo hay que dejarlo hablar”, y no se equivoca en ello. Ya hemos visto a “Pachacutec” declarar una cosa para luego decir que no dijo lo que dijo, sino que lo interpretaron mal (lastimosamente, para él, ya no tiene a un Carlos Ferrero que le sirva de traductor) como en lo dicho respecto a la despenalización del consumo de drogas; o también su ambigüedad respecto a temas como el aborto, el matrimonio homosexual, entre otros.


Lo que el país necesita no es un candidato que se base en sus logros del pasado para gobernar, recurriendo indirectamente a ese trillado slogan de “TU ME CONOCES”, así como tampoco se requiere de un candidato que se muestre dubitativo, indeciso, inconcretable. Quienes vivimos la época de Toledo estaremos de acuerdo en decir que fue un buen gobierno, que a partir de allí el Perú comenzó a sonar en boca del mundo, sin embargo, no es necesario un candidato, un partido un gobierno de gente que no puede dar su opinión en temas puntuales y de alguien que ya sabemos que dice hacer una cosa para luego hacer, totalmente, lo opuesto.

Luis Castañeda Lossio


Hablar del partido Solidaridad Nacional es hablar de Luis Castañeda Lossio, no hay más que decir, el partido es él, su única figura importante, un partido clientelista como los que se han puesto de moda, convocando sujetos totalmente ajenos a la “doctrina” (si es que la tiene) de la agrupación, donde se pagan cupos para ser parte de dicha organización; un partido caudillista cuya licencia de vida no parece ni irá más allá de la vida natural o política del mentado líder. Eso es Solidaridad Nacional, esa es la representación de Luis Castañeda Lossio el político y candidato, no el presidente que aspira ser.

En lo personal, a Castañeda le tengo anticuerpos irreconciliables, primero que todo el caso Comunicore y las supuestas “maniobras” mientras dirigió el IPSS. Si bien su gestión como alcalde no ha sido negativa, si lo ha sido el alargamiento de plazos para obras que no tenía un plazo de entrega mucho menor, lo cual da al campo de la especulación y la palabra “negociado” salta como primera opción.

La campaña de Castañeda (quien vuelve a ser presidenciable por segunda vez) se basa en las obras que ha realizado en su gestión como alcalde en las cuales se esmera por destacar El Metropolitano, así como el embellecimiento de Lima (cosa que nadie con dos dedos de frente podría negar). Sin embargo, Lima no es el Perú y eso parece no entender el candidato de SN, si bien, su mayor caudal se encuentra en una ciudad capital que lo conoce ¿qué sucede con el resto del país? ¿qué le dirá a ese amplísimo sector rural que, muchas veces, ni siquiera se beneficia con los servicios básicos? ¿Les pondrá el ejemplo de Lima? Seguramente que, a muchos de ellos poco les importará.

Si, las obras hablan, pero también se demanda que un candidato hable y Castañeda no sobresale por ello. Muy puntual, conciso, escueto para declarar pareciera siempre estar a la defensiva, tener un discurso aprendido cual mono que no va más allá. Yo no creo que un candidato deba ser un paporretero, eso sería huachafo, populista, simplón y poco serio, pero tampoco es factible que alguien que aspira a dirigir el destino de una nación se remita a destacar y decir en cuanta ocasión pueda “mis obras son las que hablan”. Eso le resta seriedad, le pone una impronta que sabe mucho, que no tiene más argumentos que deslindar.

Otro punto en contra es la lista parlamentaria que pretende llevar al Congreso. Basta decir que en sus números se encuentran un sin número de aborrecibles e innombrables de la política peruana, el más destacado de ellos es el ex “escudero” y “chauchiller” del régimen de Toledo, Gustavo Pacheco, una vez lameculo del ahora candidato peruposibilista, una vez mujer en contubernio de Fernando “Poppy” Olivera, hoy amante furtiva de Luchito Castañeda a quien ya salió a defenderlo, a lustrarle los zapatos como si se tratara de la segunda venida a la Tierra de Cristo. Este sujeto debería ser arrestado por desprestigiar como pocos la actividad política y ser condenado a prisión perpetua (es lo único que me queda, dado que en mi país no se aplica la pena de muerte, lamentablemente)


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