Duelo fratricida: Elecciones peruchas 2011 (PARTE II)

domingo, 13 de febrero de 2011


Keiko Fujimori

Hablar de la señora Keiko Fujimori es hablar de su padre, a pesar que ella quiera desligarse esa vinculación, hablar de Keiko es hablar de un ideario político cuya finalidad máxima es la liberación de Alberto Fujimori, su progenitor. A veces diera la impresión que no tienen otra idea, otro discurso salvo ese.

Sin embargo, ahora se pueden ver las propagandas donde Keiko usa como idea fuerza la lucha contra la delincuencia, la seguridad en las calles y una mejora en la educación.

Es sabido que, así como el aprismo, el fujimorismo tiene un fuerte bastión que le garantiza un porcentaje de votos seguros, inamovibles, eso es indiscutible, pero también es cierto que hay un gran rechazo hacia su candidatura por lo que representa y esa es la imagen que está tratando de cambiar, de moldear; la de una chinita campechana, explotando el carisma que posee, resaltando su carácter de madre, de hija comprometida, de mujer tanto peruana como moderna y, de alguna manera, está calando en cierto sector de la población.


Su falta de experiencia en gestión pública, la defensa irrestricta de su padre y la plancha electoral que la rodean hacen que todo de ello sepa a pasado a 90´s, a autoritarismo, a mafia, a viejos rostros sin vergüenzas, a latrocinio, y ese es su principal problema. Hasta ahora no entiendo la necesidad de incluir, nuevamente, a las satirizadas “Chicas Superpoderosas” y otros personajes más que brillaron por ser los alcahuetes del régimen de su padre. Quizás presiones partidarias, quizás directivas desde el encierro, quizás amistad, quizás falta de visión respecto a la receptividad del electorado, quizás todo.

Con todo, estoy casi seguro que la candidatura de Keiko Fujimori no cuajará más allá del segundo o tercer lugar de intención de voto, no es que confié en la inteligencia del electorado peruano, que ya ha demostrado ser uno de los más estúpidos del mundo, pero si confío en los anticuerpos que el apellido Fujimori tiene dentro de la psique del peruano común y silvestre.


Ollanta Humala

El líder del Partido Nacionalista y candidato por la alianza GANA PERÚ es uno de los más criticados y prestos a constantes “ataques” por adversarios, periodistas y a cuanta persona le de la gana de atacarle, solo porque es un buen blanco siempre atractivo a los golpes mordaces.


¿Qué se puede decir de Ollanta Humala? Primero que todo que, al igual que hace cinco años, esta vez tampoco ganará, y no porque tenga irrefutables anticuerpos contra él, sino por lo que la población tiene, consecuencia de los medios conservadores y por último, pero no menos importante, por el discurso bastante abstracto, irreal y sulfuroso que se maneja desde 2006 y que hoy por hoy se presenta como mucho más moderado, hasta lúcido, dirían algunos.

Pero esta moderación autoimpuesta no sirve de mucho para desligarle de la izquierda jurásica, de la gerontocracia underground que desde los 70 no se renueva y que no se ha preocupado en evolucionar su pensamiento (demostrando, una vez más que el socialismo, la izquierda es anómala y contradictoria a lo que su creador, el judío Marx, planteó al hablar de la dialéctica en constante cambio y transformación), sumado a ello, sus vínculos aún perennes con la Venezuela del gorila Chavez, su fascinación por regímenes de izquierda ortodoxa lo hacen más que descartable.


Sin embargo, y algo que, oído a la justeza, es menester rescatar que es el único candidato que se ha encargado de explicar, en muchos aspectos, su plan de gobierno (discrepancias aparte). Sea como sea, Humala ya forma parte de la oposición y, aunque su agrupación sea un partido caudillista, remitido a las ínfulas y deseos del líder (sin vida luego de este), me da la impresión que con un poco más de consecuencia y distanciándose de los elementos parasitarios de su movimiento, podría ser una oposición seria y comprometida, no por ella, la que deba gobernar.

PPK


No voy a negar mis simpatías por la figura de Pedro Pablo kuczynski pues, dentro de todo me parece el más probo de los cuatro anteriores por razón que cuenta con experiencia en la administración pública, es un tecnócrata de renombre, un curriculum que habla por si solo (pero a diferencia de Castañeda este va más allá de dejar que su hoja de vida hable por él) así mismo, cuenta con los contactos a nivel mundial que permitan posicionar al Perú en una posición más que expectante.

Lo negativo es que es un hombre siempre ligado a los grandes intereses, lo cual, no me parece tan malo, salvo por el hecho que hay el riesgo de favorecer a estas empresas en desmedro del interés social y nacional.

Pero lo más negativo es la alianza que ha formado, puesto que “Alianza por el Gran Cambio” es un sancochado, un tacu tacu del día anterior formado por gente con vinculaciones de “izquierda moderna” como el Partido Humanista dirigido por Yehude Simon, Restuaración Nacional del pastor evangélico Humberto Lay, el Partido Popular Cristiano cuya lideresa es la eterna segundona de Lourdes Flores Nano y Alianza por el Progreso, agrupación de Cesar Acuña, organización con fuerte presencia en el norte costero y la selva norte peruana pero sin una fuerte cohesión político-ideológica y programática. Aunque los representantes de estas agrupaciones se muestran para la foto bastante unidos, no sería raro pensar que las discrepancias en puntos conceptuales sería capital (sobre todo entre humanista y pepecistas). Todo ello, da a entender a muchos que la campaña política, que el ideario de PPK carece de un rumbo fijo, definido. Lo cual podría ser cierto, pero eso solo podríamos saberlo de llegar estos a ser gobierno.

La fama de lobista es otro de los puntos que perjudican su campaña, aunque en Estados Unidos, el oficio de cabildero está totalmente bien visto, aceptado y necesario, pero aquí el “negociado” es confundido con el cabildeo, la mentalidad caviar, cucufata, llena de moralina tilda a esto como negativo, cuando es todo lo contrario.

Por último, y para muchos (no así para mí) la procedencia, la imagen de “gringo”, y su apellido hacen que buena parte del electorado no se identifique con él (lo mismo podría pasar con Keiko “Fujimori” pero “el Perú es un país de gentes raras” como diría alguien) esto, sobre todo, visto en la poblaciones de la sierra urbana y sobre todo rural, no así en la selva.

Teniendo en cuenta lo expuesto, pienso que PPK tampoco podrá llegar a la presidencia; necesita re direccionar su campaña pues no remonta a pesar de no tener muchos anti cuerpos. Quizás sea lo expuesto, quizás algo más, quizás sea que el electorado peruano es bastante huachafón y sea proclive al florito de esquina, a la sonrisita hipocritona, a la actuación hiperbólica o, como dicen los caviares, es muy liberal y eso “ya fue” (risas)



Cerrando cédulas

En el tintero quedan muchas candidaturas que no consiguen, en muchos casos, pasar el uno por cientos de intención de voto, quizás entre estos, hay dos dignos de mención (y con esto no quiero decir que los apoye) como Manuel Rodriguez Cuadros por el partido caviar Fuerza Social que caudillea la actual alcaldesa de Lima, Susana Villarán; y Rafael Belaúnde, por el partido Adelante, a quien respeto mucho por su impronta, la seriedad de sus planteamientos y la honestidad mostrada hasta el momento. Desde mi punto de vista, este último sería un gran candidato si tan solo pudiera estar entre los antes desarrollados pero, algo más subliminal que un milagro hará que pueda pasar la valla del 5 por ciento.


Finalizando, no hace falta ser muy cultivado en el tema que la segunda vuelta la disputará Toledo junto a Castañeda o bien con Keiko. Para Ollanta la situación está complicada porque su discurso no cala salvo en los sectores que caló la elección pasada; PPK necesita una reorientación de campaña, de planteamientos, de imagen. Lo que es si seguro es que sea cualquiera que llegue (con excepción de Humala) seguirán el modelo iniciado en los 90´s y acentuados a partir del 2000, sin embargo, lo que se requiere es que el próximo gobierno de un viraje hacia aspectos más sociales, sin descuidar el problema económico. Ya sabemos que en cifras la economía peruana está en crecimiento, pero en los bolsillos de las personas aún no se percibe de manera fáctica. Ya tuvimos una década entera hablando de crecimiento, de cifras macroeconómicas, de tratados de libre comercio, y demás, lo cual esta “OK”, ya es hora que la agenda política de prioridad al tema social, a la manera de cómo priorizar las convulsiones sociales, de cómo hacer posible que los peruanos de las zonas rurales tengan el acceso a los servicios básicos de todo país que se ufane que tener crecimiento económico, de cómo generar las herramientas para que las personas gestionen su autodesarrollo sin chocar con la identidades originarias, de cómo generar cultura ambiental en una sociedad tan poco pulcra, de cómo formalizar el empleo, de cómo hacer que los derechos del trabajador se cumplan a cabalidad y no queden como lindas muestras de vanguardia en el tintero, de cómo conseguir una verdadera cohesión social, de cómo generar una verdadera identidad nacional que tanto nos hace falta, de cómo hacer accesible para todos la educación, capacitar el oficio del maestro, de cómo rehabilitar la mediocre educación que nuestros niños reciben, de cómo generar confianza por parte de la población en las instituciones del Estado, de cómo hacer que nuestras fuerzas del orden sean capaces de darnos la seguridad interna y externa que nuestra patria requiere, de cómo hacer de la corrupción y la cultura de la improvisación una estadística cada vez menor.

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